Un futbolista brasileño no salió de la banca durante 20 años, aunque cobró como futbolista. Descubré por qué
Carlos Henrique Raposo pasará a la historia del futbol mundial por realizar una hazaña que ni Maradona, ni Pelé, ni Beckenbauer, ni Cruyff, ni Messi o Cristiano pudieron.

El “jugador” brasileño decidió nunca debutar como futbolista profesional durante 20 años que se mantuvo contratado por diferentes clubes.

¿Por qué? Él afirmó lo siguiente: “Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse por todos ellos”.

Raposso estafó a muchos clubes al fingirse lesionado. Por este motivo, pudo vivir del salario de futbolista durante dos décadas, sin necesidad de pisar el césped.

Clubes como el Botafogo o el Flamengo fueron los primeros en caer en sus artimañas y confesó que gracias a que no existían resonancias magnéticas pudo engañar a los médicos por tanto tiempo.

Algunos de sus compañeros afirmaron que era un enemigo natural del balón, incluso les pedía que lo golpearan para ir a la enfermería varios días.

En México, la víctima fue el Puebla, para después ser un equipo de la MLS.

Pero su mayor hazaña la realizó en el Bangú de Brasil, donde estuvo a punto de ingresar al campo, pero mientras calentaba se las ingenió y se peleó con un aficionado rival en la grada para que el árbitro lo expulsara.

Se rumorea que en las regaderas, cuando el técnico se aproximó para regañarlo, Carlos le contestó: “Dios me dio un padre y después me lo quitó. Ahora que Dios me ha dado un segundo padre –refiriéndose al técnico- no dejaré que ningún hincha le insulte”. Lo contrataron seis meses más.

Al final, un amigo lo ayudó a fichar por el Ajaccio, donde en su presentación, para que nadie se diera cuenta de que no sabía jugar, todos los balones que eran para hacer dominadas y destrezas futbolísticas, los pateó hacia la grada.

Esta es la historia de Carlos Henrique Raposo, el estafador más grande de la historia del balompié.

(vanguardia.com.mx)