Acusan a equipo de la demócrata de opacidad; reanudará su campaña “en el próximo par de días”

La salud de los aspirantes presidenciales se ha convertido en el tema central de la semana en Estados Unidos. Los fallos de comunicación de la campaña de Hillary Clinton ocultando el diagnóstico de una neumonía y también un mareo por un golpe de calor y deshidratación durante el memorial de recuerdo del 11-S, han puesto al frente de todo este asunto las dudas sobre la realidad del estado físico de la demócrata.

Reacia a hacer caso a las recomendaciones médicas —un par de asesores confesaron a Político que la negativa de Clinton a beber agua fue una razón del empeoramiento de su salud—, esta vez sí aceptó poner su campaña en pausa durante al menos dos días: los primeros de descanso en 17 meses.

“¡GRACIAS A TODOS LOS QUE HAN MANDADO BUENOS DESEOS! ME SIENTO BIEN Y MEJORANDO”, ESCRIBIÓ HILLARY EN TWITTER.

Como cualquiera que alguna vez ha estado en casa enfermo, estoy ansiosa de volver ahí fuera. Nos vemos en el camino pronto”, añadió.Aunque no hay fecha de retorno, desde su campaña prometen que reanudará su campaña “en el próximo par de días”.

La salud de Hillary Clinton asusta a los demócratas. No sólo por las razones médicas que puedan entorpecer una posible administración de la abanderada, sino porque vuelve a poner de manifiesto los problemas de credibilidad de su campaña.

Los ataques por la falta de transparencia también llegan de los demócratas. “Los antibióticos pueden curar la neumonía, ¿cuál es la cura para una insana afición por una privacidad que repetidamente crea problemas innecesarios?”, tuiteó David Axelrod, ex jefe de estrategia de Barack Obama.

La campaña de Clinton no ha podido más que aceptar las críticas y confesar los errores. “Viéndolo en retrospectiva, me hubiera gustado más haberlo anunciado antes”, reconoció el jefe de campaña de la demócrata, Robby Mook. “Lo podríamos haber hecho mucho mejor”, admitió también la jefa de Comunicación, Jennifer Palmieri.

Para tratar de aplacar la controversia, el equipo de Clinton anunció que hará públicos más detalles del historial médico de la candidata. “Que el pueblo estadounidense tenga un cierto conocimiento de la salud de su presidente es una propuesta de bastante sentido común”, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

La transparencia en las elecciones estadounidenses se resume en salud, finanzas personales y este año de forma especial por la edad de los contendientes (Clinton cumple 69 el próximo octubre, Trump ya tiene 70). También importa su grado de celebridad. En el caso de Clinton, además, se une a la falta de confianza de la población estadounidense no sólo por la rémora del affaire de su marido cuando era presidente, sino por su uso de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado, su gestión del atentado en Bengasi o la controversia de la Fundación Clinton.

“No está permitiendo a la gente saber qué está pasando”, dice James Thurber, director del Centro de Estudios Presidenciales de la American University, lo que en su opinión pone en duda que pueda haber “otras cosas que sí sean serias”.

(eldebate.com)