Mérida, Yucatán.- Con acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, el guitarrista yucateco Cecilio Perera demostró con la interpretación del Concierto de Aranjuez sus cualidades que le permiten figurar hoy entre los grandes talentos del instrumento.

Como concertista internacional y residente en Salzburgo, Viena, la capital de la música clásica en el mundo, Cecilio Perera regresó a la tierra que lo vio nacer para dar testimonio de su evolución como concertista, del virtuosismo alcanzado tras 25 años continuos de práctica y estudio.

Invitado del Festival Internacional de la Cultura Maya, el guitarrista yucateco recibió del público que se congregó en el Teatro José Peón Contreras el reconocimiento a sus habilidades como ejecutante de la guitarra clásica, con la que ha obtenido siete premios de concursos internacionales.

Con pleno dominio técnico del instrumento, Cecilio Perera interpretó los tres tiempos de la obra del insigne compositor español Joaquín Rodrigo con tal gozo, que algunas veces cerró los ojos para soltar los acordes al aire de su guitarra y en otras parecía mirar al cielo, enaltecido con el poder la música.

Mediante la batuta, el director Juan Carlos Lomónaco logró una armonía, una unidad entre la orquesta y el solista, que el público asistente reconoció con intensos aplausos y ovaciones.

Durante su exposición, Cecilio Perera evocó con los pasajes arabescos la influencia de la cultura morisca en la Península Ibérica y soltó armonías sublimes en el andante alusivas a los paisajes de los jardines y fuentes de Aranjuez que inspiraron a su compositor.

Con rapidez en el fraseo, entre trastes y acordes de su guitarra valenciana, Cecilio Perera hipnotizó al público durante el desarrollo del concierto.

Sencillo, afable, generoso, el guitarrista obsequió a los asistentes dos temas más que no estaban incluidos en el programa: “Peregrina”, con la conocida formas melódicas de Ricardo Palmerín, y la canción popular “Mestiza”, ambas con arreglos propios para guitarra.

El guitarrista yucateco recibió un diploma de reconocimiento del festival de manos de una maestra de ceremonias, pero fue evidente el agrado que le causó la respuesta de su público a su arte guitarrístico.

La OSY interpretó en la parte inicial “Tierra de Temporal” de José Pablo moncayo y en la complementaria dos joyas más, la “Rapsodia Española” y “Bolero” de Maurice Ravel, un programa de lucimiento orquestal pero de gran aceptación entre los asistentes.

Con este concierto, el FIC Maya escribió una de sus mejores páginas en el capítulo de música clásica, mientras que en el terreno de la danza el Ballet de Camaguey, Cuba, subyugó a los asistentes del Teatro Armando Manzanero, como lo mejor del género.

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(Jesús Mejía)