Pedimos, pedimos y creemos que somos perdedores, que no podemos. Nos toca jugar una eliminatoria de fútbol contra Brasil, y mentalmente ¡ya perdimos! ¿Por qué no entregamos el alma en cada partido, en todo? ¡Hazlo bien desde un principio!”.

Ese es uno de los consejos que Carlos Kasuga Osaka, director y fundador de la división mexicana de productos lácteos Yakult, ofrece a los jóvenes emprendedores mexicanos. El empresario visitó Mérida para participar en el Ciclo de Conferencias del organizado por el Comité Juvenil de Coparmex, el sábado 19 de noviembre, a jóvenes emprendedores e impulsado por instituciones públicas y privadas del Estado.

La mejor recomendación que puede dar es que “trabajar, ahorrar y soñar“, explica antes de su presentación ante el público del Centro de Convenciones Siglo XXI. “Para ser un gran empresario se necesita tener un gran sueño y seguir hacia él para poderlo lograr, porque las cosas no se consiguen de la noche a la mañana. En pocas palabras hay que tener ‘muchos bachocos’ para serlo”, detalla.

“Ojalá yo hubiese tenido la oportunidad de tener al gobierno y universidades orientándonos hacia el emprendedurismo. En mi época, desgraciadamente, se nos indicaba que estudiemos muy fuerte, conseguir un buen título y tratar que una buena empresa te contrate, no que tú te independizaras”.

“Hay dos sectores que pueden cambiar a México: el educativo y el empresarial. Somos los únicos que podemos generar riqueza y crear fuentes laborales porque el gobierno no la genera, la administra”.

“Poner más barrenderos o policías no produce utilidades, genera más gastos, por eso los municipios no tienen dinero porque la sociedad nunca coopera para que haya menos basura o menos robos”.

“Nadie coopera para la grandeza de su país, viviendo en la nación más rica sobre la tierra. En México se dan cientos de toneladas de acero, cobre, plata y oro, ¿entonces por qué dicen ‘somos pobres, el gobierno se lo lleva, merecemos que nos ayuden, me tienen que dar todo y sin dar nada’?

Historias de una actriz sudafricana “Nadie es tan viejo para comenzar algo. Tienes tu destino en tus manos”.

Con esa frase, pronunciada en voz alta y con sentimiento, la actriz sudafricana Shirley Hlahatse marcó el rumbo de la charla que inauguró el Ciclo de Conferencias .

La artista interpreta a Rafiki en el musical “El Rey León” de la Ciudad de México, un papel que llegó a su vida cuando, según los demás, ya estaba “vieja”. Pero ella no está de acuerdo con esas definiciones y su historia personal es ejemplo de esto.

Ella es oriunda de Johannesburgo, la capital de Sudáfrica, cuna del Apartheid. “A nosotros nos decían de qué color era el cielo, de qué color era el pasto, pero todo eso cambió en 1994 cuando se votó por un presidente negro”, relata.

“La historia de mi país está estereotipada, nuestras mentes no están cambiado, vivimos con miedo”, aseguró. Shirley, cuya madre la llamaba Charlotte, trabajó 12 años como empleada de un banco y constantemente se preguntaba, ¿Esto es lo que quiero? ¿Soy yo? ¿Para esto nací, para ser guardia de seguridad del dinero de otros?

“Mis amigos me escuchaban cantar y veían potenciali. Yo no les creía, no me veía a mí misma como alguien que pudiera hacer algo más”, añade la actriz que pronto cumplirá 41 años.

Un día se enteró de las audiciones para “El Rey León” y decidió intentarlo a pesar de que tenía 39 años y el límite de edad para el papel era 35. Aunque en un principio le dijeron que no, ella pidió una oportunidad. “Me paré con todo el valor y dije: Este es mi tiempo”. El resto ya es historia.

“¿Qué te detiene? ¿Te vas a sentar a esperar que te llamen?, explica Shirley, quien actualmente estudia para obtener el título de maestra.

(María del Mar Boeta)