Mérida, Yucatán.- Unos artículos publicados en la prensa sobre las sexoservidoras de la calle 58 del Centro Histórico, en el que se afirmaba que son “gordas, feas y atraen a los borrachos” llamó la atención del antropólogo Christian Rasmussen.

“Para mí son tan decentes como tú y yo”, asegura el autor sobre las protagonistas de su libro “Las mujeres decentes de la 58 ¡Por nuestros hijos!”.

Empecé en 2009 a interesarme por el problema porque leí unos artículos en un periódico en los que hablaban mal de este hecho, relata.

“Decían que las mujeres eran gordas, feas, atraen a los borrachos, se orinan en la calle… Y dije: Bueno, voy a ver de qué se trata, a ver cómo es la vida de una de ellas”, explica el autor de origen danés, pero residente en Yucatán desde hace varias décadas.

“Nunca tuve problemas en mi investigación, expliqué que mi interés era darles rostro e imagen. En realidad fue una experiencia humana muy bonita, incluso con algunas hice amistad. Para hablar con ellas pagué como si fuera un servicio, así que las entrevistas las realicé en los hoteles, media hora o tres cuartos hora.

“Les pregunté: ¿Puedo tomarte una fotografía? Y me respondían que si no aparecía en internet, sí. También cuestioné si permitían que sean sin ropa, aunque podía ser con ella. Cuando surgió la oportunidad de editar el libro seguí fiel al compromiso y al menos en mi tiempo no serán publicadas”, agrega.

Las fotos fueron convertidas en dibujos por Gabriel Ramírez Aznar y bordados por Elena Martínez Bolio.

“Las mujeres decentes de la 58 ¡Por nuestros hijos!” incluye el relato de 22 mujeres a pesar de que Rasmussen entrevistó aproximadamente a 30.

“Cada una tiene una historia de posibilidades que no existían para ellas”, detalla.

“Las infancias fueron duras, sin escolaridad. Todas se casaron o tuvieron niños muy jóvenes y el papá, ausente o alcohólico. Se quedaron con tres o cuatro hijos y ¿qué hace una mujer que no tiene educación?

“Ellas optaron por el sexoservicio, porque en las calles 59 y 58, donde realicé mi trabajo, pueden moverse como les acomode. Si están enfermas o tienen reunión en la escuela, no van, es algo flexible y se ajusta a las necesidades de una mamá soltera sin muchos recursos”.

En opinión del fotógrafo todas “son tan decentes como tú y yo” porque están haciendo un trabajo como cualquier otro para ganar su vida.

“Claro, en la sociedad ser sexoservidora no está bien visto, no te puedes presentar así, deben tener una doble vida que es muy dura”.

Reconoce que una idea arraigada entre integrantes de la sociedad es menospreciar el sexoservicio y a quienes lo practican.

“No, yo no creo que ninguna mujer quiera este empleo. Por necesidad y para sobrevivir están allá”, concluye.

El libro está a la venta bajo el sello de la Secretaría de Cultura, a $150.

(María del Mar Boeta)