Mérida, Yucatán.- Día de la Candelaria, tradición ancestral con raíces milenarias muy arraigada en México, constituye un mensaje a las familias para que se mantengan unidas con los valores del amor y el respeto, planteó el padre Fernando Rosado, en ocasión este día de la presentación y bendición del Niño Dios.

En el principal templo dedicado a la Candelaria en Yucatán, ubicado en el Centro Histórico de Mérida, que data de 1706, por lo que es el más antiguo del estado (también hay otros con el mismo nombre en Tekax, Valladolid y Tizimín), mujeres devotas y familias enteras cumplieron como cada año de llevar al Niño-Dios al santuario.

“Así como María y José estaban unido en torno a Jesús, así deseamos que todas las familias se mantengan unidas mediante los valores del respeto, el  amor y la sinceridad para que los hijos no caigan en la drogadicción, la violencia o la delincuencia”, expresó el sacerdote.

Decenas de personas llevaron en canastillas, pesebres, cunas y sillas a su Niño Dios, vestido de las más variadas prendas, por lo general confeccionadas por “la madrina” o las dueñas de la imagen.

Como en Tlacotalpan, en la Riviera del río Papaloapan, Veracruz, que festejan a la patrona, a la Virgen de la Candelaria, o en Guadalajara con el Niño de la Salud o en Xochimilco con Niñopa, en Mérida la población conmemoró este día de la Candelaria y ratificó el arraigo de esta costumbre muy mexicana.

El Templo de la Candelaria de esta ciudad se vistió de manteles largos, donde la comunidad compartió los tradicionales tamales, en este caso los “vaporcitos”, y presenció los coros y grupos de música como parte de la fiesta dedicada a la virgen en este dos de febrero, la cual se enlaza con la tradicional Rosca de Reyes.

Para recordar la presentación de Jesús, decenas de personas llevaron en sus brazos al Niño Dios, cada uno de los cuales lleva historias de vida engarzadas, como la de María Flor Rodríguez, quien recordó haber recibido hace 60 años como regalo de su día de bodas, una imagen de la más tierna infancia de Jesús.

Recordó que su esposo la cautivó con una sorpresa: le llevó los padres, Jesús y María, para completar así la Sagrada Familia, la cual dijo conservar como de lo más preciado.

Relató que una ocasión un nieto suyo tomó el Niño Dios y lo quebró, que le ofrecieron comprarle otro, pero ella insistió en su reparación y pagar lo que costara, ya que tiene un significado importante en su vida.

De igual manera, Margarita del Socorro Rodríguez llevó al templo dos figuras en una misma canastilla, que data también de hace seis décadas, una de ellas traída de Guadalajara y la otra adquirida en Mérida, cuyos ropones ella confecciona y teje en el caso de las chambritas, sin faltar los diminutos calzados que completan el vestuario.

Aseguró que cada año lo coloca en su Nacimiento, lo “levanta” para arrullarlo y lo lleva el templo para recibir la bendición.

Otra señora de nombre precisamente Candelaria Rodríguez llevó no sólo su Niño Dios, sino también la imagen de la Virgen de Guadalupe, expresiones de una arraigada fe mariana en Mérida.

Dada la semejanza de los apellidos, lo que parecía una coincidencia se tradujo en una realidad: las tres son hermanas, no sólo consanguíneas, sino en la devoción y la fe en torno del Niño Dios, la imagen más venerada en el mundo católico junto con la Virgen de Guadalupe.

(Jesús Mejía)