Mérida, Yucatán.- Cruces coloridas, forradas de papel, con flores y, en ocasiones, retazos de tela blanca que se mueven el paso del viento, en la parte más alta de una construcción, sin importar tamaño ni del madero ni de obra.

Es el signo inequívoco de que es 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, una celebración en cuyo origen los historiadores parecen no llega a un acuerdo; algunos lo sitúan en los tiempos del emperador Constantino, otros en el México colonial.

Lo único cierto es que el en México se le conoce, también, como Día del Albañil, porque este gremio es el que organiza el festejo: desde la elaboración del signo principal, la cruz “salpicada” de papeles y flores de colores, su bendición, en una Iglesia durante una misa, y la infaltable comilona.

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Pero ¿cuál es el origen de la celebración de esta fiesta católica? De las varias versiones, en una está involucrada una familia: la del emperador romano Constancio Cloro, su esposa, la emperatriz Elena, y el hijo de ambos, Constantino, a la postre también emperador.

Se cuenta que Constantino, ya en el cargo, debía combatir a bárbaros que amenazaban su imperio; pero el ejército romano era mucho más débil; así que le pidió a Dios ayuda. Lo escuchó, y un tarde hizo aparece en cielo una cruz de fuego que tenía una leyenda: “in hoc signo vinces”.

“Con este signo vencerás” era la frase que quedó grabada en el corazón de Constantino, quien, tras seguir lo que durante un sueño Dios le dictó, salvó al imperio. Entonces mandó a su madre, Elena, a buscar la cruz de Cristo.

Pero no encontró una, sino tres cruces, lo que hizo pensar que estaba ante aquellas que fueron sembradas en el Monte Calvario.

La otra versión, en México, y respaldada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que la tradición devino de los cultos que españoles hacían para pedir buena cosecha, a principios de los meses de mayo.

Cuando los españoles llegaron y vieron que los indígenas tenía sus propios ritos para pedir las lluvias, los obligaron a cambiarlos por la adoración de la Cruz. Se hacía rezos y se pedía por la buenas cosechas.

El INAH señala que, incluso, actualmente hay comunidades que mantienen esos rituales para pedir lluvia; “tal es el caso de los municipios poblanos de Tochimilco y Huaquechula, donde aún se llevan a cabo los ritos de petición de lluvias y buena cosecha, aunque ya no a los dioses prehispánicos, sino a Jesucristo”.

Aunque no explica cómo ni por qué, señala que los albañiles adoptaron, ya en el siglo XX, la devoción de la Santa Cruz.

“Este gremio celebra el 3 de mayo, porque Jesús es el mejor ejemplo de la construcción de la vida, y los albañiles forman parte del sector de la construcción dentro de la sociedad, y tienen esta tradición muy arraigada”, explica el INAH.

(Foto: archivo)

(LectorMx)