Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Michigan han descubierto que las hojas en descomposición son una “sorprendente” fuente de gases efecto invernadero.

Según el estudio realizado por estos científicos y que publicó hoy la revista británica “Nature Geoscience”, las hojas en ese estado producen óxido nitroso, un tipo de gas efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono.

Los autores sostienen que este nuevo descubrimiento podría ayudar a “perfeccionar” las predicciones de emisiones de óxido nitroso (N2O), así como servir de guía para futuras prácticas agrícolas y manejo del suelo.

“La mayor parte del óxido nitroso se produce dentro de volúmenes de tierra del tamaño de una cucharita, y estos llamados ‘puntos calientes’ pueden emitir una gran cantidad de óxido nitroso rápidamente”, sostuvo la líder del estudio, la científica Sasha Kravchenko.

Pero, tal y como apuntó Kravchenko, la razón de la aparición de esos “puntos calientes” ha “desconcertado a microbiólogos del suelo” desde que fueron descubiertos hace “varias décadas”.

La publicación atribuye el retraso en este hallazgo a que, normalmente, los científicos analizan mayores escalas espaciales y a que es “difícil” estudiar y etiquetar un campo entero como fuente de emisiones de gases de efecto invernadero cuando “la fuente se limita a gramos del suelo que albergan hojas en descomposición”.

El estudio asegura que “cambiar la vista de los binoculares a los microscopios” ayudará a mejorar las predicciones de emisiones de N20 que, tradicionalmente, son un 50 por ciento exactas.

Además, afirma que “el potencial de calentamiento global del óxido nitroso es 300 veces mayor que el dióxido de carbono, y las emisiones son en gran medida impulsadas por las prácticas agrícolas”.

Uno de los coautores, el director del programa de Investigación Ecológica a Largo Plazo de la National Science Foundation, John Schade, manifestó que el trabajo “arroja nueva luz sobre lo que impulsa las emisiones del óxido nitroso de las tierras agrícolas productivas”.

“Necesitamos estudios como este para guiar la creación de prácticas agrícolas sostenibles necesarias para alimentar a una población humana en crecimiento con un mínimo impacto ambiental”, concluyó.

(vanguardia.com.mx)