La noche del 31 de agosto de 1997, hace exactamente 20 años, Romuald Rat fue la primera persona en ver el cuerpo ensangrentado de la princesa Diana en el Puente del Alma, a las orillas del Río Sena. No era paramédico ni policía: era fotógrafo. Sus primeras palabras no fueron de sorpresa o lamento. La primera llamada que salió de su celular no fue a los servicios de emergencia.

—Comuníqueme con Mr. Lennox. Dígale que tengo imágenes de Diana en un accidente automovilístico con su amante Dodi Al-Fayed. Mr. Lennox era Kenneth Lennox, uno de los editores gráficos de The Sun, el diario sensacionalista por excelencia del Reino Unido.

—Usted puede tener estas fotografías en exclusiva por 300 mil libras. No están muertos, pero el accidente ha sido muy grave.

Antes de comprarlas, Mr. Lennox quiso verlas. Estaba a punto de aceptar la oferta, cuando vio la sangre regada por las vestiduras del Mercedes S280 negro que había chocado poco antes a 150 kilómetros por hora; supo entonces que no debía publicarlas, por una cuestión ética.

La BBC informaría minutos después sobre la muerte de Diana Frances Spencer, la mujer más polémica del momento, cuya boda en 1981 con el príncipe Carlos fue vista por 700 millones de televidentes en todo el mundo.

“En sus últimos meses, la princesa Diana fue vapuleada por la prensa sólo por dormir con un árabe. Pero cuando murió, estos mismos tabloides quedaron asombrados por la ola de emotividad que barrió al país. Los diarios tenían una historia lista sobre la escoria que era Lady Di, pero tuvieron que desecharla de último momento para sustituirla por una que la dejara como un ángel descendido del cielo. La prensa es más viciosa que el propio pueblo para el que escribe. Siempre será complicado desentrañar lo que sucedió en la psique nacional ese día”

Todo ello consta en las actas que recopiló la Suprema Corte de Justicia de Inglaterra, en un juicio que duró poco más de 10 años, pero del que nunca se obtuvo una conclusión clara. El juez Lord Scott Baker determinó en 2008 que se trató de un accidente provocado por el exceso de velocidad y la imprudencia del conductor Henri Paul —quien presuntamente iba alcoholizado—, pero detrás de la maraña legal todavía resuena la pregunta incómoda: ¿Los paparazzi mataron a Lady Di?

“A nivel mediático, su fallecimiento fue un caos. En las primeras horas del accidente todo fue muy confuso. En vida, Diana salía en las portadas de las revistas y se agotaban a las pocas horas. Era un fenómeno mediático fuera de serie. Cuando murió, todos los medios quisieron hacerse con las primeras informaciones”, recuerda en entrevista la historiadora y escritora española Concha Calleja, una de las investigadoras más exhaustivas sobre la vida de Lady Di, y autora de libros como Diana. Réquiem por una mentira (2017) y Diana de Gales: Me van a asesinar (2007).

Los testimonios recopilados por la justicia británica y los documentales realizados por la Channel 4 y la BBC en las últimas dos décadas —entre ellos Diana: In Her Own Words y Diana, 7 Days, de reciente estreno— apuntan a un hecho irrefutable: aquella noche, la ex princesa de Gales y su amante fueron perseguidos por una horda de periodistas que buscaban la foto que probara la relación sentimental que existía entre ella y el multimillonario egipcio.

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