Mérida, Yucatán.- Ancianos que siguen trabajando después de jubilarse, abuelos que cuidan por varios años a sus nietos y hasta les financian sus carreras, hijos que compran sus casa gracias a “una lana que me prestó mi viejo” o que viven en propiedades que les “heredaron”.

A pesar de que muchos ancianos en Yucatán apenas sobreviven con pensiones que no rebasan los dos mil 400 pesos al mes o con apoyo gubernamental de 500 bimestrales que les da el Gobierno acaban dándole mucho más a sus hijos nietos y no al revés.

Georgina Villagómez Valdés, investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), encontró, en un estudio científico, que existe un silencio cómplice y convenenciero en las familias extendidas que agrava el maltrato y abuso contra los ancianos que prácticamente nunca dejan de aportar recursos a sus familias sino hasta que fallecen.

El problema es aún más grave cuando se trata de mujeres,y conforme se añaden “variables” a la investigación, el panorama es desolador, es decir, si es indígena, si vive en el medio rural, si es discapacitada…

Este lunes por la noche, la investigadora presentó el libro “Género y vejez en México”, que reúne resultados de varias investigaciones, sobre el tema, a lo largo del país, y en el que no se trasluce sino que se evidencia el rostro más pobre de los pobres del país: las ancianas.

Ahí está, por ejemplo, el caso de una abuela que vendió sus joyas para darle el dinero al hijo se comprara su casa… Es decir, los padres o abuelos siguen “transfiriendo” a las siguientes generaciones, y este “modelo” puede durar hasta tres generaciones.

La transferencia -explica Georgina Villagómez- es el apoyo que las personas adultas reciben como apoyo y que puede ser de tres tipos:

Formales.- El dinero o apoyo en especie que reciben de las instituciones de Gobierno.
Familiares.- Puede ser dinero, despensa o incluso mano de obra o servicios (lavar la ropa,por ejemplo).
Comunitarias. Actividades sociales: reunirse para tomar un café, asistir a una fiesta patronal…

Cuando la investigadora describió estas transferencias, se dio cuenta de que, en las familiares, había algo que no esperaba: si bien los hijos solían darle, aunque fuera mínimo, algún apoyo a papá o mamá, éstos también daban mucho a sus descendientes.

“Es un modelo invisible, en el que todo mundo se queda ‘calladito’”, advierte la investigadora, durante la presentación del texto, la noche de este lunes en la sede del Centro Regional de Investigaciones (CIR) “Hideyo Noguchi”, de Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

En el libro participan más de 30 autores, bajo la coordinación de Georgina Villagómez, y está editado en conjunto por el Senado de la República y la Uady; entre las autoras está el nombre de la senadora yucateca Rosa Adriana Díaz Lizama.

El libro, que consta de 14 capítulos divididos en tres partes, y de 305 páginas, fue presentado en el marco del V Coloquio de Ciencias Sociales, con motivo del 42o aniversario del CIR de Ciencias Sociales, por Armando López Manrique, quien dio un repaso sobre los temas del texto.

El libro está a la venta en el CIR de Ciencias Sociales, calle 61 no 525 entre 66 y 68, Centro, y el precio es de 150 pesos.

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