Mérida, Yucatán.- En sintonía con la tendencia de lo orgánico, comunidades mayas de Quintana Roo y Chiapas se unieron para darle a los amantes del café una experiencia única: prepararlo tan naturalmente como el grano es.

Y qué mejor forma de hacer eso que pedirle a la madre naturaleza lo necesario: la raíz de un árbol, la tierra para barro, la cáscara de un fruto y, por qué no, inspirarse, como antiguamente se hacía, en fenómenos naturales hasta para ponerles el nombre a los “nuevos objetos”.

Cafeteras mayas

Las cafeteras artesanales mayas tienen precios que van de los 250 a los 475 pesos.

Se trata de cafeteras para filtrar el café tal como lo harían los mayas; hoy, sus descendientes hoy lo hacen comercializan su “invento” con la marca Canixa, con sede en Carrillo Puerto, Quintana Roo.

Durante la exposición de productos de comunidades indígenas, que se realizó en el Centro Cultural Universitario (edificio central) de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), Suliana Canul Xix, representante de la empresa, explicaba paso a paso la confección de las cafeteras, a cada uno de los visitantes.

Cafeteras artesanales

Suliana Canul explica el funcionamiento de las cafeteras artesanales mayas.

Aunque los que vendían comida eran los más visitados, el de las cafeteras artesanales, cuyos precios van de los 150 a los 475 pesos, llamaban la atención, primero, por su singularidad y, después, porque eran verdaderas piezas artesanales.

Están hechas de las raíces de árboles caídos en la selva maya, y utilizan, como recipientes, la dura cáscara de la jícaro, empleada desde hace cientos de años por los indígenas de la región de la península de Yucatán y el sur de México.

Para filtrar el café -cultivado y molido en Chiapas-, certificado como orgánico, es decir, que no tiene químicos, usan la manta -hilos del algodón y lana-. Para las tazas o la cafetera más pequeña (que también funciona como tetera) usan el barro (mezcla de tierra y agua), también al natural, sin barniz.

Taza con infusora

Una taza de barro es la cafetera más sencilla, pero también funciona como infusora de té.

Así, los mayas de la región prácticamente reinventan la forma de filtrar y de beber el café, para recordar a los amantes de la bebida que hay algo que nunca pasa de moda: la naturaleza.