Mérida, Yucatán.- Pese a haber sufrido un accidente como operador de ferrocarriles en Yucatán, el señor Jorge Alberto Ortiz Arzápalo es hoy un apasionado de los trenes, ya que cuenta con más de 70 locomotoras de diversas épocas y modelos y centenares de furgones a escala.

Se trata de un singular coleccionista yucateco que, aunque ha elaborado aviones, tanques y soldados de la II Guerra Mundial, no puede ocultar que durante más de 50 años su  principal inquietud ha sido reproducir a escala minúscula las máquinas, talleres, bodegas y vías férreas, así como las operaciones de una central ferroviaria.

Pensionado desde los 37 años, dado que la explosión de un petardo que alguien lanzó a una vía férrea lo dejó sordo, lesionado y le cercenó parte de su oreja izquierda, don Jorge Ortiz reafirma con su amplia colección de máquinas su pasión desde la niñez por los ferrocarriles. “Es mi vicio”, dice.

trenes_coleccionistaAnte una maqueta de cinco metros de largo por dos de ancho, ocupada por varios tendidos de vías férreas, talleres, estaciones, ferrocarriles en movimiento, cambios de vías, señales,  todo reproducido en 70 veces menos del tamaño natural, don Jorge Alberto Ortiz recuerda que dedicó 15 años de su vida al trabajo de conductor, cuyo ambiente  ahora trata de replicar.

Indica que le ha tomado más de un año elaborar dicha maqueta, en la cual se aprecian trenes de hasta diez furgones que operan con electricidad, caseríos, automóviles, camiones de carga, árboles y césped, incluso personas y trabajadores,  la cual lleva un avance del 70 por ciento y espera concluirla en mayo del presente año.

Difícilmente alguien tiene tantas locomotoras con capacidades de arrastre que fluctúan de los tres mil a los cinco mil caballos de fuerza, reproducciones fieles de las potentes máquinas de arrastre de la Union Pacific, Rocky Mountain Line y Atchison, Topeka y Santa Fe Railway, abreviado como Santa Fe,  uno de los grandes ferrocarriles de Estados Unidos.

trenes_coleccionista3El ex ferrocarrilero yucateco incluso muestra aún sin estrenar centenares de góndolas, tolvas, carros- tanque y plataformas, sin faltar las máquinas de carbón y los cabús que, explica, eran donde viajaba la tripulación, pero desaparecieron.

Y muestra su estrella: un facsímil de la máquina que operó de los 22 a los 37 años de edad en los setentas y ochentas, una joya de gran valor sentimental, una locomotora de tres mil caballos de fuerza de color rojo, la “315” con las siglas FUS (Ferrocarriles Unidos del Sureste).

Con el sigilo necesario, don Jorge supervisa la maqueta y despeja de las vías férreas algunos pequeños obstáculos, y pone a funcionar las máquinas locomotoras, las cuales  emiten el ruido del encendido y el funcionamiento de los motores de diésel, así como el silbato y el paso por los rieles, lo que provoca emoción por su marcado realismo.

trenes_coleccionista2No oculta que le provoca una gran nostalgia el inminente cierre de operaciones  de La Plancha, lugar donde, dice, trabajaba, al igual que lo hicieron su padre, su abuelo y bisabuelo, ya sea como maquinista, conductor o garrotero. De ahí, su idea de reproducir el sistema de operaciones en un espacio de su casa en el municipio de Kanasín.

“Recuerdo que trasladábamos diesel, grava y otros materiales de construcción desde Coatzacoalcos a Mérida, incluso operé máquinas hacia Progreso y Valladolid a 70 kilómetros por hora como máximo, en los mejores tiempo del ferrocarril”, puntualizó en entrevista, quien reconoce que con el tiempo este sistema de transporte fue abandonado.

El también integrante de la Asociación Yucateca de Modelismo, que preside Jorge Alvarado Mejía,  dice que hay otros coleccionistas de trenes a escala en Yucatán, pero nadie conoció de cerca como él la operación de las estaciones, de ahí que busca reproducir fielmente el ambiente ferroviario junto con sus hermanos Cristian y Julio, que también gustan de esta actividad.

trenes_coleccionista4(Jesús Mejía)