Mérida, Yucatán.- En el Monte de Piedad de Yucatán no hay cuesta sólo en enero, ya que todos los meses del año es constante y considerable la afluencia de ciudadanos necesitados de recursos económicos para resolver sus necesidades más apremiantes.

El secretario general del Sindicato de Trabajadores de esa institución, Sección 13 en Yucatán, Javier Méndez Tamayo, aseguró lo anterior, y afirmó que es un mito afirmar que sólo a principios de año hay grandes filas de pignorantes en las 11 sucursales en el estado.

Con 25 años de antigüedad en el Montepío, el líder sindical, quien dijo ha ocupado casi todas las posiciones de base, expuso que las necesidades, cuando son grandes, obligan a los ciudadanos a buscar algún recurso a cambio del empeño de una prenda.

Lo mismo a principios del año que a mediados o al final, de todas maneras viene la misma cantidad de personas al Monte de Piedad, remarcó.

El dirigente sindical relató que estas experiencias muchas veces son tristes y conmovedoras, mismas que comparten los 103 trabajadores de base en la entidad.

“Han llegado a las ventanillas personas con lágrimas en los ojos a dejar en garantía prendas que tienen un valor sentimental como los anillos de matrimonio, o las joyas de la mamá o la abuela, así como aparatos electrodomésticos como estufas y refrigeradores”, refirió.

Señaló que incluso jóvenes estudiantes que requieren recursos económicos empeñan sus computadoras recién adquiridas mediante programas gubernamentales o teléfonos celulares. “Las necesidades son más apremiantes en un estudiante”, puntualizó.

En el Monte de Piedad se estila una frase que dice: “los bienes son para reparar los males”, y con esta mística los trabajadores atienden a los ciudadanos que requieren un apoyo económico.

Mencionó que la historia del Montepío, con más de 242 años de servicio en el país, está llena de anécdotas.

Recordó el caso de un residente de la Ciudad de México que empeñó un valioso violín Stradivarius, pero solicitó permiso para poder practicar con él de manera periódica, lo que le fue concedido por los directivos del Montepío.

(Jesús Mejía)