Mérida, Yucatán.- Los residentes de Mérida seguirán escuchando el estruendo de las locomotoras y el silbato de más de 100 decibeles en sus desplazamientos con furgones sobre los rieles que cruzan calles y avenidas desde y con destino a la antigua estación de La Plancha.

Pese a lo anunciado, aún transitarán por vías de la capital máquinas, góndolas y material rodante por una sencilla e importante razón: en la parte norte de La Plancha se encuentran los talleres de mantenimiento y reparaciones.

Aunque fueron desplazados unos 75 furgones, góndolas y carros tanque, prácticamente chatarra rodante, desde Mérida al Centro de Operaciones Ferroviarias de Poxilá, Umán, el ingreso de máquinas y furgones continuará a la antigua estación de trenes de La Plancha.

Directivos de Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, que cuenta con la concesión para la operación del sistema ferroviario en Yucatán, reconocieron que falta infraestructura como talleres de reparaciones en el nuevo sitio, por lo que se seguirán utilizando los de La Plancha.

Corresponderá a los gobiernos federal y estatal invertir en la infraestructura faltante, además de talleres en la apertura de acceso del sistema de autotransporte de carga para convertir dicho centro en un sistema multimodal.

En un recorrido fue posible constatar que se encuentran sobre vías “muertas” unos 40 furgones, 15 góndolas y unos 20 carros tanque colocados uno tras otro a lo largo de unos tres kilómetros.

Es material que se encuentran fuera de servicio desde hace décadas, inutilizables, convertidos en chatarra, en algunos de ellos, incluso, enraizaron arbustos y árboles, testigos mudos del auge del ferrocarril en Yucatán hace más de medio siglo.

La oxidación, la humedad y el intenso calor, así como el paso de los años hicieron estragos en todo el material rodante que fue sacado de la antigua estación de ferrocarril de Mérida, una obra titánica si se toma en cuenta que una góndola pesa cerca de 25 toneladas.

Una sencilla operación aritmética permite deducir que están confinadas en los patios traseros del nuevo centro ferroviario de Poxilá cerca de dos mil toneladas de acero.

El destino de ese material es susceptible de comercializarse como chatarra, con la posibilidad de desplazarla a la fundidora de Lázaro Cárdenas, Michoacán, previo análisis e inventario de lo existente.

(Jesús Mejía)