Mérida, Yucatán.- Con larga trayectoria de más de 50 exposiciones individuales y 80 colectivas, acreedor a premios nacionales e internacionales, el artista del pincel Gabriel Ramírez Aznar, sostiene que un pintor no debe depender del Estado ni esperar recompensas ni nada.

Recipiendario este día de la medalla “Silvio Zavala Vallado” a la Cultura y las Artes 2019 otorgado por el Ayuntamiento de Mérida por su obra que forma parte del acervo de museos en Israel, Cuba, Chile y en diversos estados de México, el artista de 81 años de edad expresa que los reconocimientos a pintores son inesperados.

Explica que generalmente se distingue a escritores y poetas, y difícilmente a los creadores de artes plásticas, y agradeció el reconocimiento que lleva el nombre de Silvio Zavala, a quien reconoce como historiador, pero sin haber leído ninguno de sus libros.

Antes de recibir la medalla de las autoridades, el pintor meridano, que ha expuesto también en España, Francia, Estados Unidos y Colombia, entre otros países, accede a una entrevista, en la que admite que su actividad tiene límites.

—¿Qué significa este reconocimiento? ¿Llega tarde, en su larga trayectoria?

—Un poco más y no me toca (se ríe). Es algo inesperado, claro

—¿Por qué es inesperado?

—Porque el pintor realmente no se le reconoce con mucha facilidad, se reconoce más a escritores, a poetas, al pintor rara vez se le reconoce, realmente no recibe mucha atención y se agradece, claro.

—El recibir esta distinción con el nombre de Silvio Zavala, ¿qué significa para usted?

—Sé que don Silvio Zavala, es un historiador, sabio, pero yo realmente no he leído ninguno de sus libros. Sé que escribió mucho, es un historiador, no me interesa mucho el tema, es una de las glorias nacionales de Yucatán, pero no conozco ningún libro suyo.

—El Estado, como entidad promotora de la cultura, ¿está en deuda con sus pintores?

—No diría tanto, no quiero meterme en líos. No creo que esté en deuda, tampoco los pintores deben estar dependiendo tanto del Estado. Un reconocimiento como éste llega, tampoco un pintor pinta para ser reconocido y premiado, pinta porque tiene que hacer su trabajo.

—En el estado no hay un museo contemporáneo de pintores yucatecos…

—En efecto. Está el Macay (Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán), que no es un museo de pintura yucateca. Hace mucho que debió haberse abierto un museo de pintura yucateca. Mucha gente de fuera dice que quiere ver pintura yucateca. No hay un recinto y hace falta. Para reunirse con pintores y ponerse de acuerdo es difícil; el pintor es la persona menos fácil de ceder

—¿Ser pintor es difícil?, le pregunto por las nuevas generaciones…

—El pintor tiene que hacer su trabajo. A mí las nuevas generaciones no me interesan para nada, y tengo que hacer mi trabajo. El reconocimiento es un extra que no viene al caso, el pintor pinta porque tiene que hacerlo, es una necesidad, pinta para sí.

—¿Usted pinta a diario?

—No puedo pintar diario, hay muchos que sí lo hacen, yo no puedo. Hay momentos que me saturo de pintura que me da asco; es por temporada, por etapas.

—¿Cómo le gustaría que lo recuerden?

—Como un pintor que siempre pintó con mucho placer, que le daba placer hacerlo

—¿Dónde está lo mejor de la vida?

—Está en satisfacerse a sí mismo, sin afectar a los demás. Un pintor debe valerse por sí mismo y no esperar recompensas ni nada. Es bueno que vendas un cuadro, pero eso no debe ser condición para pintar.

(Jesús Mejía)