Mérida, Yucatán.- Integrantes de la organización Kanan Ts’ono’ot, del pueblo maya y del equipo Indignación se concentraron en las instalaciones administrativas del corporativo Kekén para expresar su repudio por la operación y presunta contaminación que provocan las granjas porcícolas en los municipios de Homún y de Kinchil.

Luego de concentrarse en el Monumento a la Patria, unas 100 personas, entre ellas habitantes de ambas localidades, se trasladaron a las oficinas de la empresa ubicadas a unos 60 metros del primer sitio.

Carolina Ix-Chim, Cristina Muñoz y Alberto Rodríguez cuestionaron a las autoridades federales y estatales por no velar por los altos intereses de la niñez y de los ciudadanos en general en la protección del agua y de la naturaleza.

Criticaron el favoritismo que se dio desde la pasada gestión de Rolando Zapata Bello a favor de la empresa Producción Alimentaria y Porcícola (PAPO) en Homún, que ha representado un peligro para el anillo de cenotes.

En su protesta entregaron un “Bando de re-conocimiento como empresa peligrosamente racista y contaminante” a Kekén y al Grupo Kuo y colocaron en la entrada dos galones que contenían líquido color café, supuestamente con heces de cerdos.

Ix-Chim acusó a esas empresas de discriminar a pueblo maya, vulnerar el derecho a la consulta e imponer un proyecto económico que pone en riesgo los recursos naturales, en particular los de agua y los cenotes que se encuentran en el territorio yucateco.

Aseveró que Kekén extrae considerable cantidad de agua para la industria a gran escala y pone en riesgo todo el ecosistema, además de que inició operaciones de sus megagranjas sin consultar a los pueblos originarios, lo que es motivo, señaló, de racismo y discriminación.

“La gran cantidad de agua que pretende extraer para satisfacer su propia ambición y los requerimientos de mercados internacionales no son para nosotros desarrollo, sino muerte, empobrecimiento y discriminación.

“Además, la gran cantidad de agua que pretenden extraer o que ya están extrayendo, la devuelven contaminada y quieren usarnos de conejillos para saber si unas plantas de tratamiento engañosas funcionarán o no. Y si no funcionan ni las disculpas se preocuparían por dar porque su modo racista y discriminatorio ya ha demostrado que no les importa la vida de los pueblos”, expresó en la lectura de un escrito.

Alberto Rodríguez, quien dijo representar los intereses del pueblo maya de Kinchil, afirmó que la granja porcícola de Kekén en ese municipio llegó sin consentimiento de la población rural y ahora representa un peligro para el ecosistema de la zona.

Pese a las protestas y manifestaciones abiertas en las que hubo gritos y despliegue de mantas y carteles, la movilización se desarrolló de manera pacífica, sin incidentes.

(Jesús Mejía)