Mérida, Yucatán.- Con las interpretaciones de Danzón Número 8, Huapango y Mestiza, un arreglo para guitarra de Cecilio Perera, que suscitaron la aclamación y el júbilo de la concurrencia, la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) dio un paso más en su consolidación artística a 15 años de su fundación.

Con Juan Carlos Lomónaco al frente, el conjunto interpretó Jig variations, de Alejandro Basulto, un concierto para guitarra y orquesta en el que destacaron las partes solistas del concertista yucateco por sobre una obra carente de unidad temática, dispersa y sin variaciones que hicieran brillar a la OSY.

En el encore, Cecilio Perera refrendó su virtuosismo, versatilidad y al mismo tiempo el aprecio y admiración que le tiene el público al interpretar “Mestiza”, un arreglo propio basado en la canción de Cirilo Baqueiro, con lo que expuso trova genuina yucateca con gran respuesta de la concurrencia.

Actualmente residente en Salzburgo, Austria, la Meca de la música clásica, Cecilio Perera se reencontró con la OSY en el 15 aniversario de su fundación, con la cual tocó el Concierto de Aranjuez en el recital inaugural en febrero de 2004.

En el primer de los conciertos en este septiembre Mes de la Patria, siguió “Y la máquina va”, del compositor contemporáneo Javier Álvarez, quien logró capturar la atención del público con el desarrollo de todas y cada una de las secciones de la orquesta, mediante una obra rica en matices, sonidos y timbres en un discurso coherente y sincopado.

La alegría, el ambiente de baile, el júbilo en el Teatro Peón Contreras llegó con el Danzón No. 8, de Arturo Márquez, sonorense que utilizó el ritmo gradual ascendente de “Bolero” de Maurice Ravel para insertar la melodía del danzón orquesta a la manera de una Habanera.

La obra de Márquez constituyó una gran sorpresa por el ritmo “pegajoso” y sinuoso de su danzón, comparable en su aceptación con el No. 2 de los nueve que ha creado a la fecha.

Preparado el ambiente, vino el celebérrimo “Huapango”, que se ha alzado en el espectro musical clásico y popular como uno de los temas nacionalistas más queridos, embajador musical en el mundo.

Estrenado el 15 de agosto de 1941, la obra nunca falta en el mes de septiembre y no hay orquesta en el país que se atreva negarle a su público la interpretación que se ha escuchado lo mismo en Dallas, Londres, que en París o Caracas bajo las batutas de Eduardo Mata, Enrique Bátiz, Alondra de la Parra y Gustavo Dudamel, respectivamente.

Desafortunadamente “Huapango” ha opacado todo el repertorio de José Pablo Moncayo, quien es un gran orquestador como se refleja en sus obras “Sinfonía”, Amatzinac, La Multa de Córdoba y Sinfonietta, ésta última tocada también en el concierto de apertura de la OSY.

(Jesús Mejía)