Mérida, Yucatán.- Es hora de reivindicar a los personajes de la Independencia, la Reforma y la Revolución, después de una moda desmitificadora en la que los héroes fueron señalados como pendencieros, mujeriegos y jugadores sin reconocer sus aportaciones a los movimientos liberalizadores.

Son palabras de José Luis Domínguez Castro, antropólogo y amante de la historia de México, al referirse a una reciente tendencia que ha explorado otras facetas de quienes, sin negar el lado humano, destacan por su aportación al movimiento independentista como son los casos Hidalgo, Morelos y Leona Vicario.

Criticó que los desmitificadores hayan señalado a Hidalgo como un mujeriego, parrandero y jugador cuando realmente tuvo los tamaños para encabezar un sentimiento ya exacerbado de rebelión en contra del yugo colonial en Guanajuato y en todos los alrededores.

Reconoció en el llamado Padre la Patria sus ideas, preparación y sobre todo la iniciativa de encabezar un movimiento que, aunque se haya consumado hasta 1824, no deja de ser significativo.

Planteó que Hidalgo tomó el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe, no en el sentido de la Conquista, que fue entonces “una obra maestra de ingeniería ideológica” de los frailes para aliviar la depresión de los naturales (de suplir la diosa Tonantzin, la matricidad de los mexicas, por la imagen española).

Hidalgo –continuó–, utilizó el estandarte como símbolo de unión de los mexicanos en contra de la opresión y la esclavitud.

Los desmitificadores de Hidalgo dicen que no hizo gran cosa, que se le fueron uniendo insurgentes por accidente, y cuando se dieron cuenta ya se los llevó “la bola”. No tomaron valoraron que tuvo orfebres, fábrica a donde llevó a los nativos a trabajar.

Las actividades productivas de Hidalgo nadie los puede negar. Lo llaman oportunista, mujeriego, parrandero, pero lo que hizo está registrado, afirmó.

Mencionó que Hidalgo, pese a su condición, tuvo la valentía e integridad de reconocer y registrar a quienes fueron sus hijos.

“Son pasajes de la historia que tienen buena fuente. La gente ha tomado al autor de moda, que te dice que Zapata era homosexual, Hidalgo un mujeriego, que Morelos era un mulato vividor, cosas así, parece que eso se vende más; entonces, vamos a desmitificar héroes en lugar de profundizar en las fuentes de la historia y en otros testimonios que quizás no son tan conocidos”, agregó.

Domínguez Castro, ex responsable de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Yucatán y presidente del Colegio de Antropólogos de Yucatán, dijo estar de acuerdo en no estar maquillando o estar viendo la imagen “chapeada” de los héroes, pero tampoco hay que desmitificarlos, sino reivindicar sus obras y acciones.

Citó igualmente que se hayan ensañado con el padre Morelos, que si era un mujeriego, mulato con privilegios, cuando lo cierto es que se sumó a la rebelión, a la lucha por la independencia, al ser comisionado por Miguel Hidalgo en Charo (Michoacán) como jefe insurgente en el sur de México.

El especialista subrayó las aportaciones de Morelos no sólo en la defensa de Cuautla, sino en el documento Sentimientos de la Nación, un personaje cuya astucia, valentía e inteligencia táctica llegó a oídos de Napoleón Bonaparte, a quien se le atribuye la frase: “Denme a dos Morelos y conquistaré el mundo”.

El antropólogo destacó también en la conversación la contribución al esparcimiento de las ideas libertarias de Leona Vicario, a quien los autores de la corriente desmitificadora le critican haber abandonado a la casa familiar, cuando realmente fue una mujer intrépida que fue al centro a sumarse a la causa.

Leona Vicario, añadió, pudo trasladar al municipio de Zacapu, Michoacán, una máquina impresora, una pequeña imprenta debajo de sus enaguas y así aportar a la difusión de las ideas independentistas.

De acuerdo con fuentes históricas, en su etapa de colaboradora de El Federalista, Vicario enfrentó a Lucas Alamán, quien decía que las mujeres habían ido a la guerra de Independencia por amor a sus hombres.

Ante ello, la insurgente escribió en su columna: “Confiese Sr. Alamán que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y la libertad no les son unos sentimientos extraños”.

Domínguez Castro resumió su propósito de “desmitificar a los desmitificadores”.

(Jesús Mejía)