Por Jesús Mejía

Chankom, Yucatán.- Gran lección de solidaridad y de ayuda desinteresada ha brindado la comunidad maya de Chankom, ubicada en el corazón de la península de Yucatán, al movilizarse y buscar en las intrincadas selvas bajas y medianas a uno de sus patriarcas, extraviado durante cinco días.

Pese al aislamiento que obliga la pandemia, más de un centenar de personas de la población indígena de Xcalakdzonot se organizó el domingo 26 de julio al conocerse la desaparición de don Macedonio Pech Cen, quien padece de alzheimer y se perdió la tarde de ese día en milpas y montes aledaños.

A la intensa movilización se sumaron con sus cubrebocas decenas de agentes de las policías municipal y estatal, un helicóptero, bomberos con perros de rastreo, elementos del Ejército Mexicano, paramédicos, integrantes de consejos comunitarios de municipios aledaños e incluso operadores de drones.

Al no tener noticias del patriarca, algunos de los nueve hijos que engendró con su esposa Maximiliana Un Balam, y de los 18 nietos encabezaron a más de 100 vecinos de la comunidad donde Macedonio en sus 72 años de vida ha arraigado entre sus pares el trabajo en el campo, aprecio y respeto a las tradiciones y creencias de los ancestros mayas.

En las primeras 24 horas de la ausencia, un X’men o sacerdote maya convocó a un acto con ofrendas, comida, sahumerios y veladoras para pedir a los guardianes del monte Iuu-balam-mo que cuidasen y alimentasen a Macedonio. Incluso durante el rito, el ceremoniero dio esperanzas al asegurar que el venerable anciano se encontraba vivo.

Las creencias ancestrales son muy arraigadas en la comunidad, por lo que el X’men lo mismo invocó a los guardianes del dzonot (cenote), que a Hunab Ku (creador de todos los seres vivos), Ixchel (diosa de la luna), Yum Kimil de la región de Xibalbá (inframundo), sin faltar la alusión a los aluxes.

Por los cuatro puntos cardinales se organizaron y desplazaron en grupos, algunos utilizaron los sac bé o caminos, otros caminaron entre la espesa vegetación y bajo el intenso Sol.

Fueron visitados cenotes y “sascaberas” (bancos de material pétreo) de los alrededores.

En la comunidad de Xcalakdzonot, la familia del anciano distribuyó a los rescatistas pozole, frijol con huevo y otros alimentos tanto para el desayuno y almuerzo como para la cena.

Los vecinos emprendían caminatas desde las seis de la mañana, regresaban para el almuerzo y volvían en las tardes a la localización hasta antes del anochecer.

Así transcurrieron las primeras 72 horas y luego las 96 y entre la familia cundió la preocupación, pero jamás perdieron la esperanza y la voluntad de encontrar a Don Macedonio “con ayuda de Dios y de los guardianes de los montes”, fiel reflejo del sincretismo religioso.

El nieto Santos Melchor Noh Pech, quien contó la historia, resaltó que su abuelo se ha distinguido por ser un hombre trabajador, sin inclinación al tabaco ni al alcohol, que basa su fortaleza en la milpa, en su alimentación y en su buen carácter, de gran empatía hacia los demás.

Mencionó que algunos de sus tíos radicados en Cozumel, Quintana Roo, así como de Valladolid y Mérida estuvieron en comisarías de los municipios aledaños de Yaxcabá y Tekom para llamar a la gente, e incluso estaciones de radio locales, a lo que hallaron respuesta positiva.

Por fin el pasado viernes –entre las 15:00 y las 16:00 horas–, Macedonio fue encontrado recostado en una vereda de los montes de la comisaría de Pocbichen, municipio de Tekom, distante a unos 30 kilómetros de su casa, con evidentes signos de cansancio y deshidratación.

Lo primero que hizo un policía estatal fue sostenerlo en sus brazos y acercarle una botella de agua al septuagenario, quien yacía con el torso desnudo y con múltiples piquetes de moscos en todo el cuerpo.

¿Cómo sobrevivió su abuelo cinco días en el monte? A dicha pregunta, su nieto reconoció que había temor en la familia de que fuese mordido por alguna serpiente venenosa, o que pudiese haberse caído por las noches a las aguas de un cenote o que lo picaran algunos bichos, sin descartar el ataque de un jaguar.

“El día que se perdió había almorzado. El martes, llovió… Quizás del agua acumulada en las piedras le ayudó un poco. De comida, es difícil porque no hay cosecha todavía de frutos. Tal vez los dioses mayas lo procuraron, lo cuidaron y lo alimentaron”, dijo Santos Pech.

Comentó que su abuelo se encuentra ya estable en el Hospital General de Valladolid y que será este lunes cuando le den de alta y pueda regresar a su casa.

(LectorMx)