Mérida, Yucatán.- En el hemisferio norte, el día va perdiendo la batalla frente a la noche: poco a poco, la luz diurna se va acortando dentro de las 24 horas que tiene el día y esto es una señal de que nos acercamos al otoño.

Esto, para nosotros -aunque no siempre lo percibamos- no es nuevo y, como ya informamos, la cuarta estación del año llegará puntual el 22 de septiembre a las 8:32 horas (8:32 de la mañana), hora central en México, la que también rige en Yucatán.

Pero lo que sí es nuevo es que, o al menos contrario a lo que se cree, en la ciudad maya de Chichén Itzá no habrá descenso sino ascenso de Kukulcán, asegura el astrónomo yucateco Eddie Salazar, quien recuerda que la importancia de los equinoccios (igual día, igual noche) viene desde la Edad de Piedra.

Aunque sí se utilizan ambos términos “ascenso” y “descenso” para referirse al fenómeno, generalmente no se “diferencian” según la estación, es decir, se cree que “subida” y “bajada” ocurren el mismo día. Pero no es así.

Los mayas tenían particular interés por los cambios de estación y la duración del día y la noche; de ahí que en algunas de sus construcciones y sitios sagrados, el Sol marque perfectamente la transición.

Eso es lo que ocurrirá este 22 de septiembre cuando en una de las caras del Castillo, en la ciudad maya de Chichén Itzá, los triángulos de luz y sombra que “formará” el Sol -horas antes del ocaso- den “cuerpo” al dios Kukulcán.

Pero, aunque parezca lo contrario y estemos acostumbrados a expresar que se trata del “descenso” de la Serpiente Emplumada, Eddie Salazar aclara: “Es el ascenso”.

Y sustenta su afirmación en que, para empezar, el número de triángulos de luz sobre El Castillo va de más a menos conforme nos acercamos al otoño, contrario a lo que ocurre en vísperas de la primavera, cuando van de menos a más.

El también catedrático del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) ha dicho en anteriores entrevistas que llegan a formarse hasta 9 triángulos -el máximo- y, en este caso, observamos ese número por estos días; el 22 de septiembre, se reflejarán 7 e irán disminuyendo hasta que dejen de observarse el 6 de octubre. En primavera, a mediados de marzo y en el cambio de estación se observan también 7, pero ya en abril puede verse los 9.

En pocas palabras, al llegar la primavera, los días empiezan a ser más largos y, al “bajar”, lo que Kukulcán anuncia es que la luz “reinará”. En otoño, empieza a dominar la oscuridad y eso es lo que marca la Serpiente Emplumada al “subir”.

Pero, en realidad, el día 22 de septiembre es sólo el cambio de estación y sólo el “anuncio” de que el equinoccio se acerca, porque en esa fecha, hay 7 minutos más de luz. No será sino hasta el 28 de septiembre cuando luz y oscuridad duren exactamente lo mismo: 12 horas.

Ese día, el Sol estará en el ecuador terrestre y empezará “su viaje” al sur, pues recordemos que, en apariencia solamente, “se mueve” .

Reabren Chichén Itzá

De acuerdo con lo anunciado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sobre la reapertura gradual de zona arqueológicas y por el Gobierno del Estado de Yucatán, a través del Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos (Cultur), el 22 de septiembre podrá visitarse -bajo estrictas normas sanitarias y con aforo limitado- las ciudades mayas de Chichén Itzá.y Dzibilchaltún.

Se espera que en ambos sitios -adonde tradicionalmente acuden los turistas nacionales y extranjeros a presenciar los fenómenos de luz y sombra que marcan el cambio de estación- se permita la entrada de visitantes para “recibir” el otoño.

La tercera estación del año durará exactamente 89 días y 20 horas, por lo que en el amanecer -tiempo de México- del 21 de diciembre llegará el invierno 2020.

(Foto: Wikipedia)