Por Adela Mac Swiney González

Biarritz, Francia.- La película mexicana “Cosas que no hacemos” de Bruno Santamaría, un filme sobre crecer, pasar de la infancia a la edad adulta y confrontar la autoridad y sobre el hacer prevalecer la dignidad contra la humillación, fue presentada hoy, por primera vez de forma presencial a un público, en la edición 29 del Festival de Cine Latino de Biarritz, ciudad del suroeste francés.

Santamaría llegó la víspera a esta ciudad francesa para presentar personalmente su película, que compite en la Sección de Documentales. En el Casino, una de las sedes del certamen, aseguró estar emocionado al estar en esta primera presentación luego de que el filme ha estado en varios festivales, online, e incluso ganó el premio a Mejor Documental en el Festival de Cine de Lima en Perú.

“Cosas que no hacemos” es un proyecto que Santamaría define como muy personal y nace de una motivación de estar guardando un secreto con sus padres además de que le diferencia de una cierta tendencia del cine mexicano pues es como un manifiesto humanista, elige el campo de la vida contra el de la muerte, el de la inocencia contra el de la violencia.

Está rodada en El Roblito, un pequeño pueblo de apenas 200 habitantes de la costa Pacífica de México, en el que Arturo, un chico gay, no frecuenta a los adolescentes de su edad y refiere bailar, correr y jugar con niños que no lo rechazan por ser así.

Cuando una muerte violenta viene a enturbiar la aparente tranquilidad del pueblo, Arturo debe armarse de coraje para pedirle a sus padres lo que más anhela: el permiso para vestirse de mujer.

“Cosas que no hacemos” es la segunda película de Bruno Santamaría después de “Margarita”, que tuvo apoyo del Foprocine y cuyo presupuesto dependió en un 80 por ciento del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine).

Ante el anuncio de la extinción de fideicomisos, consideró que “es una cosa atroz, creo que para la industria del cine en general, pero para la gente joven, lo que quieren hacer una ópera prima es grave, ojalá que no, pero es un muro que puede significar incluso la muerte de muchas oportunidades”.

Anotó que los fideicomisos constituyen una oportunidad para que gente que no ha hecho una película antes “tenga el riesgo y la confianza de hacerla de manera profesional, con gente, cobrando, es decir, haciendo un trabajo” y añadió que “lo que pasa ahora, sin duda es una situación bastante lamentable”.

Expuso que ha habido organización de todos los cineastas y hay una red de documentalistas que ha estado trabajando propuestas “pero está todo yéndose al carajo, es triste pero en realidad así está pasando con los fideicomisos de todo, de ciencia, de cultura y no se bien a donde vamos a llegar”.

(LectorMx)