Mérida, Yucatán.- El próximo 21 de diciembre será un día histórico para la astronomía por la alineación de Júpiter y Saturno, cuya cercanía será tal que no se repetirá sino hasta dentro de varios siglos más.

Pero ese acontecimiento especial no “vendrá” solo: otros dos sucesos -aunque más comunes- “escoltarán” la salida casi de la mano de los gigantes del Sistema Solar y uno de ellos relacionado con la cosmogonía maya, una cultura estrechamente relacionada con el movimiento de los astros.

A su vez ambos fenómenos, uno astronómico y el otro arqueastronómico, están directamente relacionados, tanto que no existiría uno sin el otro; el astrónomo yucateco Eddie Salazar Gamboa nos recuerda que este lunes 21 de diciembre ocurre el llamado solsticio de invierno.

En pocas palabras, esto significa que se acaba el otoño e inicia el invierno, la cuarta temporada de este catastrófico año 2020; el cambio ocurrirá a las 4:03 de la madrugada, lo que quiere decir que se dará mientras duermes.

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Unas 12 horas después, en la ciudad maya de Chichén Itzá, El Castillo también “se vestirá” para recibir al invierno: en este caso, entre las 15:00 horas y 17:00 horas (3 y 5 de la tarde), el edificio quedará exactamente iluminado por la mitad, es decir, dos de sus caras quedarán de frente a Kin (dios maya del Sol) ; si pudiera mirarse desde arriba, se vería un fenómeno de luz y oscuridad, la eterna dualidad.

Aunque este fenómeno también ocurre en la entrada del verano, en junio, es prácticamente “invisible” porque ocurre en la madrugada; en este caso, los días 21 de diciembre -fecha en la que comúnmente llega el invierno, la zona arqueológica suele estar abierta y permite a los visitantes que saben del fenómeno observarlo.

Salazar Gamboa ha dicho en anteriores ocasiones que los solsticios eran más importantes que los equinoccios para los mayas, porque establecían la mayor diferencia entre día y noche, es decir, en el invierno, la oscuridad era mayor y empieza la “declinación” gradual para más horas de luz; en el verano, lo contrario: el día más largo y la noche comenzaba a “ganar terreno”.

Pero el plato fuerte del 21 será sin duda la alineación de Júpiter y Saturno, un fenómeno que diversas publicaciones han asociado con la famosa estrella de Belén, aun cuando las fechas no coinciden, aclara Salazar Gamboa.

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Sin embargo, más allá de la polémica, el “abrazo celestial” entre “padre” e “hijo” -según la mitología, Saturno era padre de Júpiter- se dará prácticamente minutos después de que el Sol se ponga y “termine” de iluminar las caras de El Castillo, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Tendrás dos horas más o menos para disfrutar acontecimiento único e histórico.

Así que si te encuentras de vacaciones por Yucatán, ya tienes un pretexto más para acudir a la zona arqueológica de Chichén Itzá y ser testigo no sólo del fenómeno de luz y sombra sino también la extraordinaria exactitud con que los mayas construyeron sus edificios hoy más emblemáticos; y luego sólo dejarte llevar y observar a los colosos “darse la mano” en la bóveda celeste…

¡A disfrutarlos!