Mérida, Yucatán.- A Tony Camargo nunca le molestó que cada final de año le llegarán “siempre con la misma canción”, porque “El año viejo”, esa guapachosa melodía de “letra simple” que se repite como eco, una y otra vez, en diciembre, a él lo revivía cada año.

En el mes 12, estaciones de radio de muchos países de América Latina no sólo programaban (lo siguen haciendo) el éxito de la autoría del colombiano Crescencio Salcedo sino que lo buscaban para entrevistarlo, al igual que los periodistas de medios impresos y electrónicos.

“Apenas anoche (en referencia al 28 de diciembre) en Aguascalientes me pidieron 10 minutos para una entrevista y ¡tardamos como hora y media! También me habló gente de Venezuela, lo que me llena de satisfacción porque ahí fue la primera orquesta con la que estuve fuera del DF (hoy, Ciudad de México).

Este recuerdo lo evocó en una charla con SIPSE.com en 2012, cuando la canción cumplía 59 años (hoy tiene 67) y cuando él, en junio de aquel año, había llegado a los 89 (murió el 5 de agosto de 2020, a los 94); en aquella charla habló de éxitos, fracasos, deseos y, también, acerca de si alguno de los tantos años viejos, le habían heredado algo de lo “pregonaba” la canción… 

Me dejo un chiva
una burra negra
una yegua blanca y
una buena suegra

Y empezamos por el final: A Antonio Camargo Carrasco, nacido en Guadalajara, Jalisco, y avecindado en Mérida, Yucatán, hubo un año viejo que sí le dejó “una buena suegra”…

“Pues sí, bueno yo, por fortuna, la tengo todavía (a sus suegra); se porta muy suave con nosotros, tú comprenderás la edad que tiene… casi por ahí nos vamos, creo que me lleva dos años, la queremos mucho, es una santa, muy chévere…

Del resto, a “la chiva, la burra negra y la yegua blanca”, ningún año viejo se las trajo, pero pervivieron en el deseo -nunca cumplido- de conocer al autor, Crescendo Salcedo, a quien siempre tuvo como una persona de campo.

“Él siempre andaba como mis inditos de Chiapas, muy a lo típico, así con sombrerito y vestido de blanco, muy, muy, muy a los suyo y descalzo… y la gente le decía:’Oye, Crescencio, pero tú, teniendo dinero, ¿por qué andas descalzo?… Es que me gusta sentir el sabor de la tierra’, contestaba; fíjate nomás que frases o palabras. No sé qué tienen en la mente que sacan tantas cosas tan bonitas”.

Sentado en el sillón de su casa colonial en la calle 60 sur, el cantante de éxitos como “El negrito del batey”, “A Tabasco” y “La bandolera” recordó que, tres años antes, en 2009, perdió otra de las herencias de ‘El año viejo’: las regalías.

No obstante ese golpe anímico y económico, el siguió adelante y nunca le significó un peso en los años siguientes porque -rememoró- la melodía, cuando surgió, le trajo buenas cuentas y no sólo a él, ya que las ganancias le sirvieron a la disquera, la RCA Victor, entre otras cosas, para construir una barda de 50 metros de largo que “conectó” con otra similar construida con las regalías de otra canción, también “famosa” en la época decembrina, aunque “antagonista”: “Amarga Navidad”, interpretada por Amalia Mendoza “La Tariácuri”, y de la autoría de José Alfredo Jiménez.

Tampoco le incomodó no recibir discos de oro o platino por las ventas del “long play” en donde venía la melodía, que calculó en más de 100 mil copias que llegaron a países lejanos como España o Rusia, o cercanos como Panamá o Venezuela.

Las imágenes que ilustran este texto fueron tomadas de “Eclipse”, un disco compacto que grabó con Ligia Cámara. Son de la autoría de Inés Maldonado.

“No, ni discos de oro, de plata, de ladrillo, de hoja de lata, nada de eso… hay tanto cantante que por vender 10 mil discos, 10 mil copias, o 100 mil le dan uno de diamante o de brillantes ¿no será que ellos lo compran y se los regalan?”

Tony lamentaba aún más que 950 canciones que grabó no hubieran visto la luz por razones que nunca supo y tampoco le interesó averiguar. sin embargo, ni eso le quitaba los ánimos, a sus entonces 89 años, de volver a grabar su voz.

Tan es así que reveló que tenía “unos arreglos” de dos canciones del yucateco Armando Manzanero -quien también falleció en este fatídico 2020, hace apenas unos días- “Presumo” y “Si te veo”, que esperaba sacar pronto, apenas pudiera ensayarlos con la Orquesta del Ayuntamiento de Mérida, en donde trabajaba.

Así, con toda una vida con “El año viejo” como tarjeta de presentación, la canción se convirtió, para Tony Camargo, en una suerte de retrato de Dorian Grey, pues, por más de 67 años, lo hizo revivir, rejuvenecer, renacer…

¿Y Tony Camargo tuvo “años viejos” que nunca olvidó? Por lo menos 6…

1926… Nació (Guadalajara, Jalisco)

1953… Grabó “El Año Viejo” (tenía 27 años)

1959… visitó Mérida y conoció el amor: su esposa Gilda

1967… Se casó

1987… Se mudó a Mérida -en donde vivió desde entonces.

2009… Perdió las regalías por la canción le ha dado todo.

Y a nosotros nos toca, además de seguir escuchando la guapachosa melodía y, por qué no, bailarla, no olvidar el año viejo en el que Tony Camargo nos dejó: 2020. Y no será difícil, pues en el ocaso de 2021 su canción (porque ya es prácticamente de él) volverá…

Fragmento de la entrevista que fue transmitida por streaming (en vivo) en Facebook, en 2017.

Video tomado de la cuenta de Facebook de Bernardo Vega.