Mérida, Yucatán.- Como otras aves comunes, los loros han visto reducido su hábitat por recientes fenómenos naturales y la depredación humana.

En la península de Yucatán, las ocho especies de loros existentes se encuentran amenazadas.

Los registros documentados son alarmantes: por cada 10 loros saqueados, ocho mueren.

El Proyecto Santa María y otras 10 organizaciones ambientalistas y de protección a las aves cumplen su segunda semana en campaña nacional a favor de esta fauna.

En plena temporada de reproducción del loro, promueven actividades de educación ambiental, videos e impresos contra la extracción y el robo de crías en comunidades rurales.

“En el centro sur es donde se da el mayor saqueo”, dijo Vanessa Martínez García, del Proyecto Santa María.

Los asentamientos de Xul, Yaxchén, Cooperativa Emiliano Zapata, Huntochac, en Oxkutzcab; Becanchén y Kantemó, en Tekax; Pustunich, Ticul; Tigre Grande, Sacbecan y Escondido, Tzucacab; San Simón, Santa Elena; Muna; Petulillo y Progresito, en Peto, se encuentran en la ruta de los esfuerzos de difusión.

“Es traumático para los polluelos estar sin sus padres, pues dependen de ellos”, explicó la especialista.

“No compres loros silvestres”, lleva por nombre el operativo, el cual con donativos de empresas se ha extendido a más puntos de la entidad.

El despliegue civil intenta frenar el intenso tráfico de diferentes pájaros.

De las 22 especies de pericos, loros y guacamayas identificados en México, tres están bajo protección especial, ocho están amenazadas y 11 en peligro de extinción, conforme a la Norma Oficial Mexicana de la Secretaría del Medio Ambiente y recursos Naturales.

Martínez García, doctora en Ciencias Naturales por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, expuso que la costumbre de muchas familias de tener un perico como mascota o animal de compañía ha incidido, junto con la deforestación y trastornos de selvas medias y altas, a la reducción de su población silvestre.

Por lo anterior, llamó a detener este tipo de adopciones, ya que son aves muy sociables en su misma especie y en su encierro en jaulas pequeñas tienden a sufrir estrés y deteriorarse por carecer de un espacio y alimentos adecuados.

También pidió denunciar ante las autoridades federales, ya que es ilegal adquirirlas, transportarlas o mantenerlas en propiedad privada.

Los refugios naturales de esas aves se encuentran en constante reducción.

“La sustracción de su hábitat natural no sólo les afecta, sino que interrumpe su rol ecológico”, advirtió.

(LectorMx)