Mérida, Yucatán.- Pese al gran avance de la vacunación en Yucatán, es matemáticamente imposible que el virus se frene este año en la entidad: para lograrlo requiere que 83 por ciento de la población haya generado anticuerpos, pero, hasta ahora, el porcentaje es de 66.

En pocas palabras, la “inmunidad del rebaño”, que es la única forma de frenar el virus está muy lejos para la entidad, tanto que de poco o nada serviría que hoy mismo pudieran aplicarse las vacunas para la población faltante, porque hay 30 por ciento de los habitantes que no puede recibir el “antídoto” debido a que no están autorizadas a menores de 18 años.

Incluso, si se comenzara a aplicar la vacuna Pfizer a los mayores de 12 años -recientemente autorizada para sus uso de emergencia para ese segmento-, a la entidad no le alcanzaría para lograr la meta: el porcentaje de población con inmunidad sería de 72 por ciento.

Y si estos datos no fueran suficientes para demostrar lo imposible, hay que añadir que el “mínimo” de 83 por ciento de pobladores con anticuerpos no es una cifra “fija” porque el SARS-CoV-2 está cambiando constantemente y el surgimiento de las que hoy conocemos como variantes (alfa, beta, gamma y delta)- están incrementando este valor; en pocas palabras: mientras más avanzamos, la meta se aleja más porque el virus cambia.

Así, lo que hoy se denomina “inmunidad del rebaño” -el porcentaje de población que tiene que generar anticuerpos para que la enfermedad “se detenga”, ya sea por haberse enfermado o por recibir una vacuna- no es, al menos hasta hoy, una meta posible en Yucatán.

El médico especialista en infectología Alejandro Macías explica que, cuando el virus “salió” de China, hace más de un año, se calculaba que un enfermo podía infectar hasta 2 personas. Este factor, llamado “ritmo reproductivo” (R0, cuando no hay contagios), tenía un valor “R2”, en ese entonces. Para esas fechas, con una simple fórmula, se estableció que si el 50 por ciento de la población creaba anticuerpos los contagios se frenarían.

Sin embargo, las variantes comenzaron a hacer de las suyas; la primera de ellas, la alfa o británica, corrió por el mundo rápidamente y aumentó la “contagiosidad”; el “ritmo reproductivo” subió a R3 y el porcentaje mínimo, a 66 por ciento.

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Luego surgieron la beta (sudafricana, que no está en Yucatán), gamma (brasileña, que ya domina las muestras secuenciadas en el Estado) y la delta (india, con presencia en la entidad). Con esta última, el factor aumentó a R6, es decir, cada enfermo puede contagiar a 6 personas y el porcentaje de población para lograr la inmunidad del rebaño subió a 83 por ciento.

En el caso de Yucatán, este porcentaje equivale a un millón 926 mil personas que deben tener inmunidad. Pero, hasta el 11 de julio, sólo un millón 299 mil 006 personas habían generado anticuerpos porque “transitaron” por la enfermedad o porque recibieron vacuna.

Esta cifra es el 66 por ciento de los habitantes, o sea, que faltaría el 17 por ciento para alcanzar la “inmunidad del rebaño”; sin embargo, hay 747 mil personas que están en el rango de 0 a 19 años de edad, es decir, una gran mayoría no podría hoy ser vacunada; esta cantidad equivale al 32 por ciento.

Ni siquiera incluir a 385 mil personas del rango de 10 años o más de la población yucateca “sirve” para alcanzar la meta; en todo caso, la población inmune sumaría un millón 684 mil 006 personas, o sea, 72 por ciento.