La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, telefoneó ayer a su homólogo estadounidense, Barack Obama, para coordinar acciones contra el virus del zika y ambos acordaron unir esfuerzos para desarrollar una vacuna.

Rousseff y Obama decidieron crear un grupo de alto nivel binacional que se dedicará a la investigación de una vacuna y de productos terapéuticos para tratar el zika, según un comunicado del palacio presidencial de Planalto, sede del Ejecutivo brasileño.

La constitución del grupo se basará en el acuerdo de colaboración que ya existe entre el Instituto Butantan de Brasil y el Instituto Nacional de la Salud (NIH) de Estados Unidos en el campo del dengue.

Los mandatarios también acordaron realizar una reunión entre el ministro de Salud brasileño, Marcelo Castro, y representantes de la Secretaría de Salud estadounidense, para estrechar la colaboración en el combate al zika.

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EU (CDC) ha recomendado, en especial a las mujeres embarazadas, no viajar a 24 países con casos de zika en Centroamérica, el Caribe y Suramérica, y especialmente a Brasil, donde se ha dado el mayor número de casos confirmados.

En Brasil las autoridades sanitarias han identificado 4,200 posibles casos de microcefalia en recién nacidos que pueden tener relación con el virus.

POCA PREOCUPACIÓN EN UGANDA

Las aves trinan en las copas de los árboles y un leopardo recorre sigiloso la maleza en esta selva tropical de Uganda donde el virus del zika fue descubierto hace casi 70 años, pero mientras suenan las alarmas en América, aquí hay escasa preocupación.

Se sospecha que la fiebre zika está vinculada con un brusco aumento de defectos congénitos en Brasil, donde se identificaron las infecciones el año pasado, pero en Uganda jamás se ha producido un brote entre seres humanos desde que se detectó el virus en un mono en 1947.

Ahora el mundo se interesa por esta selva de 10 hectáreas a orillas del lago Victoria y a 23 kilómetros de Kampala, la capital.

“La gente me llama para decirme ‘¿qué harán con ese mosquito?’ ¿Por qué sigues ahí?”’, dijo el agente forestal y guía turístico Gerald Mukisa. “Y yo les digo que vivo aquí desde hace siete años y nunca me ha pasado nada”.

(El Siglo de Torreón)