Mérida, Yucatán.- Como “un regalo de los dioses”, promotoras culturales y editoras de Algarabía estuvieron en Mérida para hablar del chocolate, sus beneficios y relación con el erotismo, el cine, la literatura y de la confitería nacional e internacional.

Victoria García Jolly es la autora y recopiladora de sus andanzas  en el libro “Chocolate sin culpa” editado por el sello Algarabía, quien expuso ante los yucatecos las ventajas, las anécdotas y los dichos en torno de ese producto que tiene su base en el cacao.

Originario del México prehispánico, el nombre tiene su origen en el vocablo náhuatl “xocóatl”, pese a que algunos investigadores se desgarran las vestiduras por encontrar otro origen etimológico, lo cierto es que el cacao era un grano muy preciado en la época prehispánica, comentó la autora de la publicación.

Perteneciente a “Vicios”, una colección dedicada a todo aquello que da placer, el libro editado desde el año pasado por Algarabía ofrece datos que suscitan la admiración o el interés de los lectores, tales como el hecho de que es considerado un afrodisiaco por su contenido de feniletilamina, un alcaloide neurotransmisor de las sensaciones de placer, es decir, produce endorfinas.

Acompañada de Laila Cohen, coautora, García Jolly explicó que dicho alcaloide provoca en el cuerpo la misma sensación que la del enamoramiento, por eso se considera parte del ritual amoroso, del erotismo y del placer sexual.

Ya en el terreno de la picardía, la autora del libro externó que entre los chocolates y los hombres, las mujeres prefieren los primeros porque “nunca fallan”, ello al referirse a su sabor innegablemente exquisito, por lo que recomendó su consumo.

En el terreno de la nutrición, sugirió su ingesta, ya que contiene polifenoles/ flavonoides, que son oxidantes que reducen el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y cancerígenas.

De igual manera, contiene teobromina, compuesto químico natural que pertenece a la familia de las metilxantinas —alcaloides con efectos estimulantes y diuréticos—, con un efecto similar al de la cafeína, aunque mucho más suave y placentera.

Como datos curiosos, expuso que en 1973, el fabricante de chocolate Roland Ohisson fue enterrado en un ataúd hecho por completo de chocolate, y en la Francia de finales del siglo xvi, los médicos prescribían chocolate como tratamiento contra las enfermedades venéreas.

(Jesús Mejía)