Tal vez pueda parecerte extraño, pero si prestas atención a los sonidos que produces al masticar, probablemente comas menos.

Y si esta teoría no te termina de convencer, piensa en la situación contraria.

¿Te pasó alguna vez ir al cine y acabarte la bolsa de palomitas de maíz sin apenas darte cuenta? Eso se debe también a que tu cerebro estaba “distraído”.

Pero si hubieras prestado atención al crujido de esas palomitas mientras las masticabas, te habría llevado mucho más tiempo terminarte la bolsa o puede que ni siquiera lo hubieras hecho.

Lo mismo sucede cuando comes mientras miras la televisión o si compartes una cena con amigos y la conversación es animada.

Desde el punto de vista científico —aunque no tanto desde el social— lo mejor es que comas con las menores distracciones posibles, haciendo mucho ruido al masticar y escuchando ese sonido.

(BBC Mundo)