Por: María del Mar Boeta

-Van a liberar a El Güero Palma.
-Y ese ¿quién es?
-Un narco o algo así
-Ahora me cuentas, voy a atender a la Güerita.
La señora, parada en un banco de madera detrás de su puesto de frutas, se voltea a La Güerita.
-¿Qué vas a llevar?
-¿A cuánto está el kilo de plátano?
-A $64.

mercado_santiago2Entrega una bandeja roja para que su futura compradora elija la cantidad de mercancía deseada. La clienta escoge  el equivalente a $26, una bolsita de limón indio a $10 y ambas partes, satisfechas con la transacción, fruta-dinero, se despiden con una sonrisa.

Esta escena no ocurrió en un supermercado de franquicia trasnacional ni en una tienda de conveniencia, sino en el   mercado  Santos Degollado o de Santiago.  Plátanos menos y naranjas más, momentos como el anterior descrito se repiten todos los días en el lugar, pequeño a comparación del Lucas de Gálvez o San Benito aunque eso no influye en su abastecimiento.

mercado_santiago3El barrio de Santiago es dueño de una personalidad propia y sus páginas en la historia de Yucatán se comenzaron a escribir desde mucho tiempo atrás, desde la fundación de Mérida para ser exactos. Es un importante punto de reunión para las familias de la ciudad y extranjeros residentes de la zona, cuya presencia y participación en actividades de la zona va en aumento.

El parque, hoy  rodeado por el Cine Rex, Súper Aki, un Oxxo, escuelas y casas de empeño, en el mercado podemos encontrar de todo y para todos combinando calidad y buen precio además de que sabes de primera mano la procedencia y calidad de los productos que consumes, siendo esto último un tema del que cada vez hay más consciencia.

mercado_santiago4El centro de abasto  es famoso por su flores, pero también son protagonistas la frutas, verduras, carne y revistas, sin olvidarnos de dulces típicos y frituras, ofreciendo lo que necesitamos para cumplir con las reglas no escritas de los yucatecos: lunes de frijol con puerco, martes de chilmole, miércoles de potaje, jueves de tzik, viernes de pan de cazón, sábado de chocolomo y el domingo de cochinita. Desde luego, si usted no sigue lo anterior, puede ser la fuente de insumos para preparar carnes asadas o pechuga a la plancha.

Don Javier es asiduo visitante del mercado de Santiago. Y nos contó:
“Frecuentemente vengo a comprar mangos, y la señora ubicada en el área de frutas a veces me da descuentos. Es la más surtida de las vendedoras”. También visita el lugar para comprar piña y   toronja cortada, servida en recipientes de plástico.

Doña Karla también hace sus compras con una vendedora en específico- tomate, primordialmente- y  recomienda asistir lo más temprano posible para alcanzar las mejores verduras. “Vengo dos o tres veces a la semana, desde hace  un montón. Me acostumbré a venir desde que mi madre me traía a acompañarla y he visto cómo han cambiado las cosas, viene menos gente pero hay muchos que somos fieles. Hay cosas que no podemos encontrar que sólo están en los súpers aunque mi verdura la vengo a comprar aquí y así será hasta que ya no pueda caminar”.

Doña Karla añade que lo único que falta es una “una manita de gato” al mercado, especialmente pintura para que sea más agradable al visitante.

Después de todo lo descrito, le proponemos la siguiente rutina: Asista temprano al mercado por los insumos frescos de su comida del día-con lo que ayudará a productores y vendedores locales- cuando tenga ánimo desayune antojitos regionales en alguno de los puestos de comida y compre flores para alegrar su hogar. Trate de reorganizar su agenda para estas actividades, verá que su bolsillo y ánimo lo agradecerán.