Por: Bernardo Caamal Itzá

Peto, Yucatán.- El 15 de julio próximo concluye la temporada del tsáab (ringlera de la cascabel) o de las Pléyades, de acuerdo con los antiguos mayas, periodo en que no es visible en el cielo este grupo de estrellas, terminando con ello el período ideal para cultivar las semillas del maíz, frijol y calabazas en las milpas, las cuales crecen sin ser afectadas por los pájaros. La Canícula está en puerta.

El tsáab se inició el 13 junio y durante este periodo en el sur de Yucatán las lluvias cayeron solo en algunos municipios, y en Peto los días de mayor impacto se registraron el sábado 16 y 30 de junio, con lo que se logró humedecer más de 20 centímetros de suelo, lo cual mantiene la humedad y ligeras esperanzas a los campesinos. En los demás días solo se registraron ligeras lluvias y días soleados, que es lo que ha predominado en los últimos 12 días de julio.

En el oriente de la cabecera del municipio petuleño las lluvias cayeron los últimos días del mes de mayo y parte de junio, que los campesinos aprovecharon para cultivar, mientras que en el mismo municipio entre Progresito y Xoy las lluvias apenas cayeron y las siembras pudo hacerse en los primeros días de julio.

Yuum Chaak ha estado vertiendo sus cántaros en algunos municipios desde Oxkutzcab hasta Muna pero por franjas, lo que ha propiciado que la humedad no sea homogénea y haya ocasionado una gran variabilidad en las fechas de siembra y situación en que muchos de los labriegos cultivaron semillas de maíz nativo de ciclo intermedio (2 meses y medio)  y largo (más de 3 meses), aunque algunos terminaron por aceptar las semillas impuestas por el gobierno.

En la opinión de los milperos mayas, la entrada en próximas fechas de la Canícula representa serios peligros para cultivar granos pues no solo serían afectados por la falta de humedad sino por los pájaros y otros animales del monte. Aunque hay esperanzas, porque ellos mismos recomiendan que el último óok o fecha de siembra sería la primera semana del mes de agosto.

Quienes cultivan la tierra saben que el hecho de que los animales silvestres afecten las semillas de maíz durante el tsáab significa mala cosecha, que ya que en los próximos días se tendría una canícula muy seca y severa que afectarían las milpas.

En este año casualmente, varios campesinos reportaron que las siembras que realizaron a mediados de junio tuvieron problemas con sus semillas, ya que fueron “extraídos” por los pájaros y por los ratones.

Además en este mismo tiempo las yuyas, que debieron de haber concluido con la construcción de sus nidos en junio todavía continúan con su labor, y el ch’och’lim (cigarra) aún no deja de cantar. Ambos bioindicadores resaltan más los problemas que se avecinan, como las escasas precipitaciones.

Hasta el momento pareciera que no se estabilizado las lluvias en la región y apenas el jueves pasado se registraron las primeras señales del k’ankubul o cielo sumamente rojizo (que gracias a los satélites sabemos que son arenas que nos llegan del Sahara) y su impacto fue la disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura.

canicula_bernardoDesde hace un par de semanas los labriegos opinan que cuando aumentan los rayos y no hay precipitación son malas noticias para la milpa.

Este año en particular fue baja la humedad en el periodo del tsáab y el xok k’íin o cabañuelas mayas señala que tendremos una Canícula muy acentuada para algunas regiones y en otras de menor intensidad.

La Canícula se inicia el 16 de julio y concluye el 24 de agosto. Algunos dicen que se presenta del 15 de julio al 15 de agosto.

En este periodo que está por iniciarse, la misma naturaleza pone a prueba las capacidades de los campesinos en la observación en la región donde viven, al poner en práctica en cuanto al uso y manejo de las variedades de maíz o de las otras especies a cultivar en su milpa. No hay que perder de vista de que dependiendo de la humedad se definirá el éxito o el fracaso de las milpas.

La “prueba de fuego” en el manejo de cada uno de los cultivos resalta el pleno conocimiento biológico (fenología de cada planta), las necesidades de agua, suelo, luz, temperatura en los espacios donde cada uno están cultivados.

Aunque existen muchas investigaciones en torno a la milpa, el comportamiento de los maíces nativos y de las otras especies sólo lo sabe quien las cultiva.

Un ejemplo: cuando uno acude a uno de los cajeros automáticos para cobrar la quincena, primero mira discretamente alrededor por si alguien lo sigue o está atento en lo que hace, y de no hacerlo es posible que nos asalten y nos quedemos sin nada, pero aun así hay esperanzas de que en la próxima quincena nuevamente cobremos nuestro salario.

No hay quincenas seguras en el sistema milpero, peor si dependemos del temporal lluvioso para cultivar la tierra lo cual significa que las pérdidas son mayores porque cada una de las familias que no logren las cosechas tienen que resolver urgentemente cómo van a sobrevivir en los próximos meses incluso planeando el siguiente ciclo de cultivo.

Quienes viven de los productos de la tierra tienen claro que el talón de Aquiles de la milpa radica en cuanto a las especies que cultivar según el pronóstico del clima, cuyos datos se obtuvieron durante la observación del Xok K’íin o cabañuelas, lectura que fue reforzada con el de las aves y de los árboles.

Hay que aclarar que el sistema milpero cuenta con algunos blindajes para no perder toda la cosecha y consiste en cultivar una gran diversidad de especies, porque quienes lo hacen saben que un paso en falso contribuye a perder las cosechas.

Los que viven en el Mayab saben de antemano que una vez que se acerca la Canícula, hay que estar preparados para recibirla.