Por María del Mar Boeta

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas carece de significado para la mayoría de los integrantes de la comunidad maya. “Los que se ocupan de celebrar estos días son casi siempre los gobiernos e instituciones para demostrar que se acuerdan del asunto”.

“Eso ocurre no solamente con el festejo del 9 de agosto, sino también con otras efemérides. Cada quien organiza su circo y luego… adiós. Se acabó y ahí termina el compromiso”, indica el periodista y escritor José Natividad Ic Xec “El Chilam Balam”.

“Las personas que saben cómo funcionan estos organismos saben que se manejan por política, que realmente no hay interés por hacer algo concreto, permanente y tangible por el desarrollo de los pueblos”, añade.

Ic Xec, autor del libro “La mujer sin cabeza y otras historias mayas”, explica que muchas veces en las comunidades ni están enterados de estas fechas especiales. “Es como lo que ocurrió en diciembre de 2012 con el anuncio del supuesto fin del mundo. Las personas veían pasar los camiones y no sabían a qué iban. ¿Que los mayas dijeron que se acabaría el mundo? ¿Ah sí?”.

“Ocurren muchas cosas en nombre de los pueblos indígenas pero el verdadero pueblo no se entera. Las celebraciones de ese tipo no tienen un impacto para los de la calle, la gente normal. Ahorita hay muchas organizaciones que eligen nombres mayas, mal escritos, porque ahora la cultura es vendible, todos quieren ser mayas”.

“Estas conmemoraciones no significan nada para mí. Lo que realmente vale es qué se está haciendo con los pueblos mayas, aunque muchos dicen que no existen como tal o que somos yucatecos y se acabó. Yo creo que no porque cuando visitas una comunidad puedes darte cuenta que tienen otra filosofía de vida que yo entiendo , porque crecí así, y que hoy día entiendo mejor gracias a que conozco el otro lado y puedo valorar de donde provengo”.

“Apoyar es el trabajo de educación a largo plazo, que se difundan los derechos como ejidatarios, las oportunidades para financiar proyectos o enseñar otro tipo de organización que no venga de los partidos políticos ya que estos han dividido a la gente”.

“Si a un campesino le dices ‘Vamos a reunirnos porque es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas’ te va a responder ¿Y a mí qué? Lo que se necesita son granos, semillas, sus preocupaciones son más terrenales”.

“Aunque esos festejos son más de papel no creo que sean malos, sirven para llamar la atención de quienes tienen recursos para ayudar o hacer consciencia”, agrega.

Entendimiento y respeto, fundamentales

José Natividad Ic Xec dice que primero hay que comprender el estilo de vida de la comunidad maya. Y procede a explicar:

“Tengo un amigo en Sotuta. Lo he visitado a las 2 de la tarde y está en su hamaca. Lo saludo y me comenta que acaba de volver de la milpa, se está refrescando y está esperando que su esposa prepare la comida. Él se levantó a las 5 de la mañana para trabajar en la milpa y la mujer un poco más tarde. Él ya hizo su parte y ahora le toca a ella la suya”.

“Los estilos de vida de los pueblos son diferentes. No es parte de la mentalidad ahorrar para mañana, vejez o retiro. Tú tienes la comida hoy y mañana ya veremos, el alimento siempre va a haber”.

“Se dice ¡los campesinos son unos flojos, a las 2 de la tarde ya no hacen nada, por eso no prosperan! No se entiende que el concepto de prosperidad no es el mismo que la ciudad, que no quiere perder el tiempo”.

“Se quiere imponer otra mentalidad, primero la de los conquistadores españoles y ahora la estadounidense. Por supuesto desde este punto de vista el campesino maya es flojo, sin futuro. La idea que prevalece es que cuando todos hablemos español perfectamente vamos a estar civilizados pero la identidad permanece”.

Para bien o para mal, las profecías del fin del mundo en 2012 y la construcción del Gran Museo de la Civilización Maya difundió la cultura a niveles mayores. “Antes se hablaba pero en el sector académico, en círculos muy cerrados pero ahora se abrió un poco más el concepto maya, hay más prensa, medios… Si antes te avergonzabas de tu apellido ahora muchos lo quieren cambiar, ya no quieren ser Peniche sino Pech”.

Sin embargo, aún no hay respeto a los pueblos mayas, a la diferencia. “Hay personas que dicen que enarbolan las causas pero sólo para figurar. Yo no he visto a ningún maya que vaya cada año a manifestarse frente la estatua de Francisco de Montejo. No hay mayas fanáticos sino gente fanática que cree que está trabajando por la causa”, detalla el escritor.

“La sociedad aún tiene que ser educada para ser tolerante. Si nosotros respetamos nadie tiene que tomar el papel de protector o defensor de la cultura maya”, concluye.