A unos días de que se presente el presupuesto de 2017, la mayor parte de los indicadores señala la precariedad en la que se encuentra la economía nacional: Especialista
Lejos ha quedado la expectativa planteadas al inicio de la administración cuando el sueño de las reformas estructurales llevó a plantear que, con su aprobación, el país podría crecer 5%, dice el analista José Luis de la Cruz, Director del Instituto para el Desarrollo Económico y el Crecimiento Económico.
La negociación política conocida como Pacto por México lo hizo posible, pero la realidad de la estructura productiva y la ineficacia en la ejecución del gasto público terminaron por mostrar la justa dimensión de las reformas.
Apunta que la ruta actual de la economía no es el crecimiento vigoroso prometido. En el próximo presupuesto veremos una estrategia que intentará rescatar la llamada “estabilidad macroeconómica” y un PIB con un desempeño en torno a 2.5%, en el mejor de los casos.
El señalamiento de las calificadoras y del propio Banco de México sobre el riesgo que representa la deuda son una advertencia al Gobierno, una invitación forzada para volver a los programas económicos de ajuste al gasto.
De la Cruz indica que la historia moderna del país muestra que esto se traduce en una reducción de la inversión pública y de otro tipo de erogaciones que pueden promover el crecimiento. Difícilmente se tocará el gasto corriente menos productivo. Ni hablar del elevado costo financiero de pagar la deuda.
El ajuste a la baja del gasto público se ve acompañado por la caída en la confianza empresarial. Los sectores de manufacturas, construcción y del comercio consideran que no es el mejor momento para invertir, las cifras disponibles son contundentes al respecto, los empresarios consultados prefieren trabajar con la capacidad ya instalada.
Sin inversión no hay mayor crecimiento, y tanto la parte pública como la privada han decidido posponer sus proyectos de expansión.
Dicha situación de agravará por los cambios implementados en la Ley de Transición Energética y los compromisos adquiridos por México en la pasada COP21. Las empresas en México se verán obligadas a alcanzar estándares de emisión de contaminantes que no corresponden a la realidad nacional.
Otros países se pusieron metas más ajustadas a su contexto económico. El costo lo terminará pagando la sociedad con un menor crecimiento.
Lamentablemente la economía de Estados Unidos también da señales de debilidad. Los últimos reportes de la construcción, las manufacturas, empleo y del sector automotriz indican que el principal socio comercial de México continúa perdiendo fuerza, y ello influye en la caída de las exportaciones.
(eluniversal.com.mx)