Mérida, Yucatán.- En México persiste el tabú de no reportar al médico o farmaceútico los efectos adversos de los medicamentos, lo que  dificulta la labor del sector salud para garantizar y vigilar la seguridad de los fármacos. 

Al año se tienen entre 30,000 y 40,000 notificaciones cuando la población total del país de 121 millones de personas, lo que representa el bajo índice en comparación con otros países.

En 2005 se estableció la Norma 220, de carácter obligatorio, que marca la instalación y la operación de la farmacovigilancia, herramienta para autoridades y profesionales que vigila cómo se representan en el público en general y sus repercusiones en la población mexicana. No aplica sanciones sino toma decisiones en torno a la seguridad del producto.

“El no hablar de las consecuencias de los medicinas es un tema cultural propio de Latinoamérica. Como somos mexicanos nos aguantamos y por eso no pasa nada nunca”, indica Luis Joaquín Serrano Sánchez, presidente de la Asociación Mexicana de Farmacovigilancia. En años recientes, únicamente cinco o seis marcas fueron retiradas del mercado por denuncias.

“Estamos en la segunda revisión de la norma y por eso es importante difundir que existe y que las personas pueden reportar. La única forma que se puede hacer el cambio para la garantía de los medicamentos es recabar la información que la población nos brinde, a través de un proceso estructurado y científico”, destaca.

En los últimos tres años se intensificaron las campañas para retirar los “productos milagro” aplicándose sanciones dentro del marco legal, sin embargo, Serrano Sánchez explica que es necesario una actualización de las mismas porque “la relación entre las dependencias no están bien articuladas”.

De acuerdo con el entrevistado, en México se identifican dos problemas, la automedicación y el uso de paliativos. En este último se clasifican los “milagro”, cuyo uso está muy arraigado entre la población y que muchas veces no son verificados porque vienen del extranjero.

Vacuna contra el dengue

En hospitales privados de México ya está una vacuna contra el dengue, la cual también estará controlada por el Sistema Nacional de Vacunas.

Sin embargo, “todos los profesionales y pacientes somos copartícipes de esta actividad”, finaliza Serrano, quien encabezó la inauguración del Congreso Nacional de Farmacovigilancia.

(María del Mar Boeta)