Mérida, Yucatán.- “Leído, dura 20 minutos. Cantado, bailado y actuado tendría que ser aleatorio, dependiendo de muchos factores, si están vendido mucho o si una de las damitas jóvenes de la comedia subió a ver al duque o al conde a presentarle sus respetos”, indica el escritor Miguel Sabido sobre los primeros años, la época de oro del entremés.
Este género es una pieza breve que se ofrece al principio de una obra de teatro serio o entre los primeros dos actos. Figuras como Miguel de Cervantes, Lope de Rueda, Francisco de Quevedo y Calderón de la Barca lo cultivaron, llegando a su máxima expresión en el siglo XVII.
“Como hombre de teatro que soy, envidio esa tensa relación que se daba entre el escenario y el patio”, añade el autor durante su conferencia “Teatralidad de los entremeses cervantinos”, que ofreció ante estudiantes y público en general en el Gran Museo del Mundo Maya.
Sabido se encuentra nuevamente en Yucatán (estuvo en julio pasado para participar en las audiencias públicas por la formación de una Ley de Cultura) destacando que Yucatán “venció” el colonialismo porque se encuentra en constante trabajo para reforzar su identidad.
El autor de los dramas “Falsa crónica de Juana la Loca” y “Carlota, Emperatriz” ha visitado varias plazas del país con esta charla en la que brinda un recorrido histórico sobre el entremés y el corral de teatro del siglo XVII, funciones que empezaban a las dos de la tarde y terminaban a las siete de la noche.
La más reciente presentación de “Teatralidad de los entremeses cervantinos” en el Festival Cervantino de Guanajuato. Ahora retorna a tierras yucatecas para participar dentro de las activas del FICmaya 2016 y recibir la Medalla de Oro del evento, circunstancia de la que no fue informado y que recibió con mucho entusiasmo.
El objetivo del entremés es entretener a la gente y Cervantes escribió ocho, entre los que se encuentran “El juez de los divorcios”, “El viejo celoso”, “El vizcaíno fingido” o “Rufián viudo llamado Trampagos”, explicó Sabido en su conferencia. “Los actores de los entremeses se disfrazaban de una manera ridícula, absurda, aunque ahora salen con hermosos vestidos”.
“¿Cuánto duraba un entremés? Nadie lo sabe. Ni siquiera los propios actores que estaban sobre el escenario. Lo suficiente para que los vendedores ambulantes corran de un lado a otro cumpliendo las exigencias”.
(María del Mar Boeta)