Mérida, Yucatán.- Entre colores, olores y sabores de flores de cempasúchil, incienso, copal y pibes, una multitud rindió culto a sus muertos, en particular a figuras públicas de nuestra historia como Francisco Villa y Felipe Carrillo Puerto.
En la Gran Muestra de Altares del Hanal Pixán 2016 instalada en la Plaza Grande, representantes de 76 municipios del estado y de más de 25 instituciones y dependencias gubernamentales participaron en esta tradición que busca arraigar a las nuevas generaciones y contrarrestar la influencia del “Halloween”.
La conmemoración de Hanal Pixán o “comida de ánimas” tuvo su máxima expresión en la plaza central de esta ciudad, donde los residentes de los municipios participantes recordaron a sus familiares con la exhibición de alimentos propios de sus regiones como panes, tamales, dulces de calabaza e “ishol” o atole de maíz nuevo.
El altar de la Secretaría de Administración y Finanzas atrajo las miradas de miles de visitantes de la plaza, ya que un grupo de rezadoras con su Biblia en mano elevó oraciones en memoria de un ex gobernador yucateco.
Entre las ofrendas, destacaron la de la escuela primaria Manuel Sarrado –el único plantel invitado a la muestra colectiva- con la imagen de Francisco Villa, el general revolucionario conocido como “el Centauro del norte”, colocada entre charolas de pib, tamales y poc chuc.
El Congreso del Estado hizo lo propio con las fotografías de las participantes del Congreso Feminista de hace un siglo en Yucatán, algunas de las cuales se convirtieron en futuras legisladoras como Beatriz Peniche Barrera, Consuelo Zavala Castillo, Raquel Dzib Cicero y Rosa Torre González. Sus imágenes fueron exhibidas entre veladoras y flores de cempasúchil.
El altar del DIF estatal, con Limber Sosa al frente, exhibió la fotografía de Humberto Lara, mismo que doña Ofelia Bello, madre del gobernador, reconoció en el recorrido oficial como su maestro. Se trata de una gran exposición organizada por los vivos para recordar a los muertos, dijo el funcionario.
El altar de Tekax recordó a su exalcalde Joaquín Bonfil con una fotografía al centro de la ofrenda, junto a la de un bebé fallecido hace cuatro meses.
Retratos de niños, abuelos y padres ya muertos formaron parte de la muestra tradicional, a la que los expositores de los municipios le dieron su propio sello de identidad.
Miles de personas acudieron a la Plaza Grande para formar parte de la tradición de Hanal Pixán, muestra que en un momento dado se convirtió en una gigantesca comilona, ya que los anfitriones compartieron con los visitantes los alimentos preparados para la ocasión, así como frutas y dulces.
Cientos de personas hicieron fila para recibir trozos de pib, tacos de relleno negro, cochinita pibil o de papadzules. En otros altares recibieron dulce de calabaza, atole de maíz nuevo o “ishul” en jícaras, “encamisados” (tortilla con huevo), y shek (ensalada de china o naranja con jícama, mandarina y chile).
En los altares, los expositores compartieron lo mismo el pan, que el agua de horchata, las tortillas recién hechas por “torteadoras” que se instalaron en algunos de los puestos o jacales y una gran variedad de tamales, desde los “vaporcitos”, “horneados”, “colados” y los de “espelón”.
Centenares de hombres, mujeres y niños consumieron los alimentos antes dedicados a las ánimas. Muchos hicieron fila por un taco un pedazo de pib o shek. El caso era formar parte de una tradición que se resiste a morir y cada año se renueva con este montaje de altares.
No faltaron las ofrendas que llevaron su chivo o algunas gallinas, incluso su propio funcionario, como el de la Sedesol, donde su titular Mauricio Sahuí Rivero mandó instalar una de las estufas ecológicas que forman parte de las 55 mil que han distribuido en todo el estado para contrarrestar los males respiratorios.
El gobernador Rolando Zapata Bello inauguró cerca del mediodía la muestra, se marchó y dejó a su esposa Sarita Blancarte para realizar el recorrido, acompañado de otros funcionarios.
(Jesús Mejía)