Mérida, Yucatán.- El cenote Xlacah, ubicado en la zona arqueológica de Dzibilchaltún, es nuestro patrimonio arqueológico y natural por lo que es imperativo conjuntar esfuerzos para su preservación.
Sin embargo, presenta una problemática muy particular relacionada con la sobrepoblación de lirio, que cubre la superficie del agua. Este hecho obstaculiza los flujos hidrológicos y cambia el ecosistema afectando la fauna, que en el caso de Xlacah es numerosa.
“Podemos encontrar la mojarra yucateca, algunos velíferos y especies exóticas introducidas como el plecostomus”, indica Jorge Carlos Berlín Montero, delegado de la Semarnat durante la jornada de saneamiento y limpieza del cenote realizada esta mañana.
Estas características obligan a la formación de una mesa de trabajo para darle mantenimiento, conformada por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Estado (Seduma), Semarnat, INAH y buzos de la Asociación Ecologista de Buzos de Yucatán y otras agrupaciones que se suman de manera voluntaria y que en la actividad de este día sacaron del agua una pila y el pez plecostomus (bagre acorazado o ‘chupa vidrios’).
“Reconocemos que la conciencia de la sociedad yucateca sobre el cuidado de cenotes es bastante madura, pero todavía nos falta realmente entender su importancia, comprender que es parte de nuestra identidad para no tirar basura”, añade el delegado, quien se unió al grupo de buzos de limpieza como parte del equipo que permaneció en la superficie.
A finales de la década de los cincuenta se realizaron grandes descubrimientos arqueológicos en Xlacah. “Se extrajeron vasijas enteras, policramadas con imagen, cráneos con deformación típica de la cultura maya, aguijones de raya, coral. Queda claro que era un punto de ritual y uso religioso importantísimo”, detalla el arqueólogo Ilan Vit Suzan , director de la zona de Dzibilchatún.
“El lirio se reproduce por las mismas condiciones del agua. Ha crecido muchísimo, lo que disminuye las posibilidades de un desarrollo óptimo de las especies,”, especifica.
Eduardo Adolfo Batllori Sampedro agrega que en las diferentes jornadas de saneamiento han sacado botellas pet, tapas de tambos, entuertos de “brujería”, medidores de luz, comida, pañales. “El año pasado recolectamos nueve toneladas de residuos del interior de diez cenotes, lo que es una muestra que todavía no logramos que las personas mantengan limpian estas áreas, donde también disfruta”, dice.
Los cenotes turísticos son los que presentan el mayor problema. “Ahora existen aproximadamente 150. Algunos tienen la infraestructura, otros no, y si no hay baño la gente hace sus necesidades en el cenote”, especifica Batllori.
El caso del plecostomus
El secretario de desarrollo urbano y medio ambiente explica que en el cenote Noc Ac se detectó el primer caso de plecostomus, un pez de acuario y que en Tabasco ya representa un problema serio para el pejelagarto. “Al parecer unas personas pensaron que lo mejor es devolver al agua estos peces cuando no los quieren, y en un sentido humanitario lo depositan en un cenote y es lo peor que pueden hacer”.
“Son especies exóticas, no tienen predadores naturales y pueden empezarse a reproducir ampliamente, pudiendo incluso exterminar a otros peces. Recordemos el caso del pez león, que se soltó en el mar Caribe y ahora es un problema serio”.
Los titulares de Semarnat y Seduma señalan que es importante la coordinación de las dependencias para evitar que visitantes y turistas introduzcan especies exóticas al cenote, ya que conforme se reproduzcan normalmente constituyen un serie peligro para el hábitat de la zona y las especies endémicas (la mojarra boca de fuego, bagre, dama ciega y el pez abanderado).
Se estima que en Yucatán existen aproximadamente 7,000 cenotes.
(María del Mar Boeta)