Este tipo de roturas están normalmente asociadas al deporte y suelen ocurrir en los huesos de la parte inferior de la pierna y el pie, como la tibia y el peroné, los metatarsos, el talón y el tobillo.

El tejido óseo tiende a “autorepararse” cuando se producen ciertos daños. Pero cuando las agresiones o el “estrés” sobre el hueso es demasiado consecutivo, el equilibrio de lesión-reparación puede perderse y dar paso a una fractura debida al sobre esfuerzo.

Los corredores, bailarines, tenistas, futbolistas y quienes hacen caminatas de larga distancia (incluido el personal militar) tienen una mayor predisposición a sufrirlas.

Pero también pueden sufrir fracturas por estrés los individuos que tienen deficiencias en la densidad ósea que hacen que sus huesos sean más débiles, como las personas de la tercera edad o los pacientes con osteoporosis.

Este tipo de fracturas también son más comunes entre las mujeres que entre los hombres, debido a que los desequilibrios hormonales pueden reducir la mineralización de los huesos y afectar a su capacidad de resistencia ante el estrés del uso repetitivo.

Las atletas que tienen periodos irregulares o ausencia de menstruación (amenorrea) tienen un riesgo mayor de sufrir fracturas por esfuerzo: la falta de estrógeno afecta al metabolismo de los huesos y a su fortaleza.

(Información completa: bbc.com/mundo)