Mérida, Yucatán.- Puede parecer un mal chiste, pero un antídoto o remedio contra el paludismo o malaria, una enfermedad que está a punto de ser erradicada de Yucatán, no sólo está en una farmacia sino también en ¿un bar?

Por supuesto, no se trata de una bebida alcohólica, aunque varias de ellas, incluida la famosa gin tonic, se elabora con un ingrediente que se extrae de la corteza de un árbol, y con el que se elaboran medicamentos para frenar el avance de la malaria.

Estamos hablando de la quinina, sustancia que se extrae de la quina, un árbol endémico en Sudamérica (Cinchona officinalis), y tan literalmente arraigado que es el símbolo de un país entero: Perú. En su bandera, aparecen las hojas de esta planta.

Recientemente, el sitio web de la BBC publicó un texto sobre la quina, un árbol al que calificó de casi extinto; en ese texto, retoma un historia del siglo XVII, recopilada por el tradicionalista peruano Ricardo Palma.

Según el pasaje, Pedro de Leyva estaba en la antesala de la muerte cuando cayó de bruces en la orilla de un estanque, cerca de los andes peruanos. En el agua habían caído hojas de una quina, y el indio bebió hasta saciar su sed.

De pronto, la fiebre desapareció, lo que sugería que lo había curada el agua que estaba mezclada con el árbol de quina.

“La quinina corta el ciclo de vida del parásito de la malaria y le impide infectar otros glóbulos rojos, que es donde se alimenta y reproduce”, explicó a la BBC Mundo, Dionicia Gamboa, PhD en enfermedades tropicales de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

El texto señala que la quinina es una sustancia que puede ser incluso más común en un bar que en una farmacia; sin embargo, se mantiene como uno de los ingredientes para elaborar medicamentos contra la malaria.

En Yucatán, recientemente, la Secretaría de Salud informó de que la entidad estaba muy cerca de la certificación como libre de paludismo o malaria; esta meta se explica en el combate frontal al vector que la transmite: el mosquito anopheles.

En entrevista, Jorge Alfredo Palacio Vargas, coordinador estatal del programa de control de vectores, recordó que desde que en 1985 se detectaron 432 casos de malaria, y desde entonces la cifra se ha reducido prácticamente a cero. Desde hace 10 años, no hay muertes por esta enfermedad, lo que coloca a Yucatán en la antesala de las áreas geográficas que han logrado la eliminación de la transmisión del paludismo.

Sin embargo, el “enemigo” está muy cerca en Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco todavía se presentan casos de la enfermedad, es decir, que Yucatán aparece en el mapa como un “isla” rodeada de “tiburones”, pues el peligro de contagio, por la cantidad de personas que viaja de un lugar a otro, está latente.

Según el más reciente boletín epidemiológico de 2017, la cifra de casos en estados del Sureste de México queda así:

Estado Casos
Chiapas 313
Quintana Roo 19
Tabasco 11
Campeche 7
Yucatán 0

Por si esto fuera poco, hay que señalar que los estados del sureste son los de mayor incidencia en todo el país. De hecho, sólo hay cuatro estados, además de los de nuestra región, que registran casos: Chihuahua, Nayarit, San Luis Potosí y Sinaloa, y ninguno de ellos rebasa los 22 enfermos.

De los 384 casos en todo México, más del 90 por ciento, es decir, 9 de cada 10, se dieron en alguna entidad del Sureste, por lo que Yucatán está en un riesgo latente de perder todo el trabajo si las entidades cercanas no refuerzas sus campañas de salud.