Por Víctor Hugo Lizama Morales
Usted amable lector recordará que ya anteriormente nos referimos a este súper alimento sagrado de uso ancestral. Así como el Xcambahau (Dorstenia contrajerva) y el Xcanan (Hamelia patens), el Ramón (Brosimum alicastrum) también se encuentran más fácilmente donde ha habido asentamiento humano.
En el mundo maya apenas nos acercamos a una zona arqueológica, pueblo o hacienda, podemos ver a este maravilloso árbol con su forraje siempre verde. Nos agrada saber que los expertos siguen investigando y redescubriendo el potencial alimenticio del ramón, tanto sus frutos como sus hojas. De manera silvestre venados, jabalíes y otros mamíferos se benefician de sus frutos y los animales de rancho como carneros, vacas y aves de corral se nutren con el nutritivo follaje.
Países como Estados unidos y Alemania han puesto su atención a este fantástico alimento que muchos de nosotros tenemos en nuestros patios y no utilizamos. Se dice que solo la leche materna supera el valor nutricional del ramón. Se han hecho estudios en comunidades que consumen ramón y se observa que disminuye de gran manera el uso de servicios médicos.
Y posiblemente usted como nosotros no sabíamos que casi todos los medicamentos que se usan para el asma o problemas bronquiales se elaboran a base de ramón, se lleva a otros países, ahí lo formulan y nos lo mandan, pero es del árbol del ramón. El té de las hojas de ramón tiene un ligero sabor agradable similar al tamarindo, aparte de ser refrescante es bueno saber que nos proporciona calcio, proteínas, hierro, vitaminas A, B C Y E al igual que fibra. Y si además nos dicen que combate la sinusitis, bronquitis, asma, estrés y ansiedad y que controla nuestro apetito, sobran razones para disfrutar de esta bebida.
Por el momento tenemos botellas de medio litro en Casa14 (calle 60 x 59 y 61 en el centro histórico de Mérida). Mi correo es: victorhugo.moringa@gmail.com