Mérida, Yucatán.- ‘¿Cuál se antojó?’ le pregunta una mujer a un niño, quien ya tiene en la mano un libro: ‘El Diario de Ana Frank’…
Pero ¿puede antojarse un libro? Quién sabe, pero la mujer estaba a una pasos de la zona de comidas, en la Feria Internacional de la Lectura y tal vez el cerebro le jugó una mala pasada…
Cerca de ahí, otro pequeño toma en sus manos un libro y le pregunta a su profesor: ‘¿Por qué está rayado?
-¿No te has fijado dónde estamos? -revira el maestro. El estudiante levanta la vista: “Venta de libros usados”, lee en la parte alta del estand…
‘Sacaron’ de la Filey 2018 al librero más antiguo de Yucatán
‘¿Salí bien en la foto?’, cuestiona una adolescente a quien le toma foto cuando ella toma un pequeño libro entre las manos, cuyo precio no es tan pequeño: 80 pesos, pesar de que no rebasa los 5 centímetros; prácticamente “desaparece” entre sus dedos.
El estand de los libros más pequeños del mundo es, sin duda, de los más atractivos en la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (Filey) 2018 en Mérida; unos 500 títulos, desde clásicos, de superación personal, y hasta “técnicos” se alojan en ese espacio.
En el 3er día de la Feria, que abrió oficialmente el sábado 10 de marzo y concluye el domingo 18, los protagonistas fueron, sin duda, los pequeños, y no sólo los niños, sino los libros.
Y aunque los niños tienen en la Filey espacios propios para entretenerse, recorren la feria como adultos y aprovechan todo lo que está ahí, incluidos, por supuesto, los libros que no necesariamente son para públicos infantiles.
Pero sembrar las semillas, las letras, en los menores, es la clave para hacerlos adultos lectores, así que lo mismo pueden recorrer los estands, que escuchar un cuento, conocer el proceso de embalsamamiento, que jugar “jenga” en un mesa de uno de los organismos que este año será el gran protagonista: el Instituto Nacional Electoral (INE).
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Y aunque no sean juegos mecánicos o electrónicos, aunque no tengan a la mano un celular o un equipo portátil de videojuegos, ellos se pasean de un lado a otro con una sonrisa en de oreja a oreja, los ojos más abiertos que un libro en sus páginas centrales, y muchas dudas.
En la tercera jornada de la Filey, en la que los invitados especiales son Rusia (país) y Guanajuato (Estado), lo que más se escuchó, por la mañana, en el salón Chichén Itzá del Centro de Convenciones fueron risas, cuchicheos, gritos y uno que otro “zapateo”, cuando los niños corrían.
Pero no sólo no se cansaron de ir de aquí para allá, sino que no se cansaron de preguntar, y aunque no todos obtenían las respuestas que esperaban, mantenían “activa” su curiosidad para el siguiente estand.
Así, mientras buena parte de los esfuerzos de organizadores y libreros se enfocaron en los más pequeños, que es el terreno fértil para “sembrar” la semilla de los futuros lectores, los niños la abonaban con una lluvia de preguntas y sembrando más dudas que respuestas…
Aunque, al final, a ellos no les asombre lo barato o caro que pueda estar un libro o un juego didáctico, lo que a ellos les deja los ojos “abiertos de par en par” es un libro tan pequeñito que no rebasa el tamaño de la uña del pulgar de un adulto… sí, del tamaño de ¡una semilla!