El último rinoceronte blanco del norte macho del mundo, Sudán, ha fallecido a los 45 años [comparable a los 90 años humanos] en la reserva natural de Ol Pejeta, situada en Kenia. Su muerte, ocurrida tras meses de empeoramiento de su estado de salud por culpa de problemas degenerativos en los músculos y los huesos, además de heridas en la piel y diversas infecciones, ha tenido lugar el 19 de marzo de 2018, según ha informado en un comunicado el recinto.

“Su enfermedad empeoró de forma significativa en las últimas 24 horas; era incapaz de ponerse de pie y lo estaba pasando muy mal”, ha explicado el equipo que atendió al Sudán en Ol Pejeta, la reserva natural donde Sudán vivía desde 2009. Su situación llevó a los veterinarios que le cuidaban a practicarle la eutanasia para aliviar el sufrimiento que padecía el animal.

“Sudan será recordado por su inusual y memorable vida”, ha recordado la reserva Ol Pejeta en su cuenta oficial de Twitter. En la década de los setenta, el ejemplar había logrado sobrevivir a la extinción de su especie cuando fue trasladado al zoológico de Dvůr Králové. “Durante sus últimos años, Sudán regresó a África y nos robó el corazón con su dignidad y fortaleza”, ha señalado el equipo que cuidó de él en este recinto de Laikipia, al oeste de Kenia.

La supervivencia de esta subespecie, de la que solo quedan dos hembras más en todo el mundo —su hija Najin y su nieta Fatu—, está en peligro tras décadas de prácticas furtivas para cazar a animales de este tipo con el objetivo de vender sus cuernos a precios altísimos. Estos productos son muy codiciados especialmente en el mercado asiático, donde se comercializan promocionando sus supuestas propiedades curativas y afrodisíacas, nunca demostradas.

Antes de la muerte del último macho de rinoceronte blanco del norte que vivió en la Tierra, los investigadores habían extraído semen para albergar esperanzas de conservar esta subespecie amenazada. Los esfuerzos para salvar a estos animales en extinción incluyó una campaña promovida por Tinder, la plataforma donde Sudán incluso contaba con un perfil propio. La posibilidad de asistir al nacimiento de nuevas crías de esta subespecie pasa ahora, por tanto, por las técnicas de reproducción asistida, una tecnología que nunca se ha probado en esta subespecie.

(hypertextual.com)