Mérida, Yucatán.- Con el simbolismo del más profundo gesto de humildad y de servicio al prójimo, el arzobispo de Yucatán Gustavo Rodríguez Vega lavó los pies a mujeres y hombres presos, en la ceremonia del Jueves Santo.

En el Centro de Reinserción Social de Mérida (Cereso), el prelado representó el pasaje en que Jesucristo, en horas previas a su sacrificio, tuvo la misma atención con sus 12 apóstoles.

En aquellos tiempos, refirió en su homilía, lavar los pies estaba reservado para los esclavos hacia alguien a quien se consideraba superior en el estatus social.

“Es algo que ya no se acostumbra ahora, pero hay muchas otras formas en que la gente esclaviza a sus hermanos, los hombres y mujeres del mundo”, advirtió monseñor Rodríguez Vega.

En ese punto, tuvo palabras para describir el trato cruel e inhumano que reciben migrantes, quienes con mucho dolor y esfuerzo dejan sus países intentando superar su vida.

“Y en el camino encuentran peligros y encuentran quien lo secuestra para pedir rescate, y quienes los venden como esclavos para que se prostituyan”, lamentó.

“Esto sucede en este momento en México y en el mundo entero; así es esta realidad de trato de esclavos, sigue sucediendo”, precisó.

Unos 100 reclusos se reunieron en el auditorio deportivo del Cereso, encabezados por el director del penal, Francisco Brito Herrera, para la misa de lavatorio.

Al dirigirse a las seis mujeres y seis hombres (ataviados con túnicas y mantos), a quienes lavó los pies, ofrendó la enseñanza de Jesucristo de mirar hacia los más humildes y servir a los más necesitados.

Por ello, reconoció la labor que realizan cientos de católicos para ayudar a los más pobres, a presos y migrantes, así como en el cuidado de los derechos humanos de quienes menos tienen.

“Vean esto como un gesto de amor de Cristo, de su obispo, de su iglesia y de tanta gente buena”, expresó.

Por último, invitó a que esta Semana Santa mueva a ponernos al servicio de unos a los otros, dispuestos a hacerlo con amor, fe y humildad.

(LectorMx)