Por Ernesto Arévalo Galindo

Hoy en día, la Isla Cozumel afronta una serie de complejidades con repercusiones muy serias a la ciudadanía sin distinción alguna, por aquello de las clases sociales; mientras que el turismo en sus diversas manifestaciones, continúa siendo el motor económico para miles de familias. Son una serie de contrastes entre el futuro y el olvido, porque la Agenda Local se perdió como consecuencia a la cerrazón del gobierno local y a la simulación de los actores sociales.

Llegaron los tiempos de las campañas políticas para los primeros candidatos a diversos puestos de elección popular en un ambiente social realmente frío no nada más por el perfil “reprobado” de cada aspirante, sino también por la decepción del ejercicio gubernamental, esto último en los ámbitos estatal y local. A nadie pareciera interesarles sus propuestas. Las sumas de las contrariedades son las restas de las ideas.

La inseguridad pública, la clasificación de Cozumel como el municipio más endeudado per cápita de México y la desacreditación de la política son los problemas públicos en esta región del Caribe mexicano, agravándose la situación porque aún no aparece el actor político que pueda ofrecer certidumbre al presente para alimentar un mejor futuro, haciendo a un lado el olvido.

Por supuesto que los temas expuestos serán valiosa leña para echarla al fuego del municipio caído durante las confrontaciones por la “Silla de la Golondrina”. El árbol fue perdiendo sus variedades de crecimiento; las formas de sus hojas, las características de la corteza y los órganos reproductivos. ¡Todo!

El gobierno local y los actores sociales perdieron el recuerdo de su responsabilidad de enaltecer su tierra natal. Dejaron de estar presentes en los problemas públicos hasta llegar a convertirse en los problemas públicos, porque todos son sinónimos de la inseguridad pública, de la deuda y de la desacreditación de la política. Se les olvidó aportar un verdadero granito de arena, dejando nada más piedras. ¡Se les olvidó Cozumel!

Son los tiempos de contrastes. Los tiempos de las diferencias notables entre lo bueno y lo malo; entre lo blanco y lo negro; entre la alegría y la tristeza, y entre la fortuna y la desgracia. Todo es utópico. Como la política ante los problemas públicos de Cozumel.

¡Actualidad!