Mérida, Yucatán.- Aunque es un “fenómeno” que se repite año con año, en este 2018 la llegada del polvo del desierto del Sahara a la Península de Yucatán no tiene precedentes, en los últimos 15 años, por su intensidad.
Sin embargo, el problema no deriva en su tamaño sino en la todavía incipiente investigación, al menos en Yucatán, sobre sus efectos en la salud humana; el único esfuerzo, hasta ahora, es el que realiza la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) y que se centra solo en la medición de partículas suspendidas en el aire, que los yucatecos respiramos.
Los únicos efectos que se conocen tienen que ver con el clima: lo “seca” y, con eso, inhibe la formación de nubes de tormenta. Sin embargo, eso tampoco quiere decir que no llueva: desde que se reportó su llegada a la Península, la semana pasada, la región ha tenido algunas precipitaciones.

Los atardeceres rojizos son un signo de la presencia del polvo del desierto del Sahara en Yucatán. (Foto: Eduardo Vargas/LECTORMX.com)
Además, en el Caribe se desarrolló, por estos días, el huracán Beryl, el primero de la temporada de ciclones tropicales 2018 en Atlántico. Por ahora, no afecta a la Península de Yucatán.
En la última semana de junio, la página de Facebook “Meteorología Yucatán” anunció la llegada de una “densa” masa del polvo del desierto y que, independientemente de sus efectos en el clima, era notable en por los tonos rojizos en los atardeceres.
La página web Meteored explica, en el continente africano, se forma una masa de aire seca y polvosa llamada capa de aire sahariano (en inglés, identificada por sus siglas SAL), que se desplaza hacia al oeste al final de la primavera y principios del verano.
Impulsada por los llamados vientos alisios, que para esa época dominan el océano Atlántico y, por tanto, el mar Caribe, llegan a México en lapsos de 3 a 5 días; el polvo puede llegar continuamente durante el verano.
El Observatorio de la Tierra NASA (siglas en inglés de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) detectó, las primeras “columnas de polvo sahariano” el 18 de junio, sobre varios países africanos, en su lento movimiento hacia el Caribe. Se trata, dice el texto informativo, de la nube más grande vista en los últimos 15 años.
Además del efecto “benéfico” de inhibir los huracanes, la NASA asegura que el polvo del Sahara “fertiliza” el suelo del Amazonas y ayuda a “nutrir” las playas del Caribe.
¿Qué efectos tiene el polvo del Sahara en la salud?
Hasta ahora, las publicaciones sobre el polvo del Sahara no especifican posibles daños a la salud, pero es un hecho que los seres humanos respiramos esas partículas, algunas de las cuales se van directamente a nuestra sangre.
En Yucatán, la Facultad de Química, en sus estudios de partículas suspendidas en el aire, ha registrado dos “picos” durante sus mediciones en un año: en los meses de marzo, abril y mayo, y durante julio y agosto.
El “pico” veraniego en los registros en la medición de contaminación del aire se debe precisamente al polvo del Sahara, según explicó, hace unos meses, el profesor-investigador Daniel Rosas Sánchez.
Durante los meses de primavera en Yucatán, los picos que rebasan las normas permitidas, según la Uady, coinciden con la temporada de quemas, es decir, con el inicio del periodo de siembras, en el que los campesinos prenden fuego a sus terrenos para “alistarlos”. (sistema roza-tumba-quema)
Recientemente, un análisis de los polvos en el Centro Histórico y principales avenidas de Mérida reveló que los yucatecos respiran partículas de metales pesados, asociados con enfermedades respiratorias pero también con el cáncer.