Mérida, Yucatán.- “No acepté ser titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH); quiero seguir siendo un misionero de la fe y tener autoridad moral”, manifestó del sacerdote Alejandro Solalinde Guerra en la presentación en Mérida de un libro autobiográfico y de su trayectoria de apoyo a los migrantes.

Pese al ofrecimiento que hizo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para que el religioso encabece la CNDH, éste ratificó anoche su decisión de no ser una autoridad pública pero sí ejercer autoridad moral.

Ante la periodista Karla María Gutiérrez, autora del libro que lleva el título “Revelaciones de un misionero. Mi vida itinerante”, el católico aseguró ser un hombre incorruptible por la gracia de Dios.

Del ascenso al Gobierno Federal del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Solalinde advirtió que no será cómplice de desviaciones e incumplimiento de promesas de la próxima administración, y afirmó que seguirá representando los intereses del pueblo.

No soy corruptible por mi fe y por la gracia de Dios. Soy como todos. La defensa de mi integridad la hace el espíritu santo y la gracia de Dios, la cual es una experiencia maravillosa”, puntualizó.

Y definió su misión: la de continuar con su labor de apoyo a las personas víctimas de la violación a sus derechos humanos y en particular de los migrantes centroamericanos.

En la presentación del libro editado por Harper Collins México, el sacerdote de origen mexiquense abrió su charla con una manifestación de aprecio a los escasos niños que se encontraban en el sitio y mencionó que lo más importante del libro no es su origen, su niñez y adolescencia, sino las necesidades de la gente que padece y sufre por la corrupción y la injusticia.

La autora del libro, terminado y editado en abril de 2017, el cual es presentado desde entonces en diferentes ciudades del país, explicó que la publicación es la memoria de uno de los protagonistas más relevantes de la vida social y política de México.

Alejandro Solalinde, anotó, narra su vida, avatares, su fe y como ésta lo condujo a ayudar activamente a las personas más desamparadas, por lo que es reconocido dentro y fuera de México por su incansable labor humanitaria y su tenaz incidencia social.

Postulado a recibir el premio Nobel de la Paz y distinguido con diversos reconocimientos en la última década, pasó de ser un modesto cura al protagonismo nacional al fundar un albergue cerca de las vías del tren para dedicar incontables esfuerzos a la protección asistencia y defensa legal de los migrantes centroamericanos.

A costa de amenazas, incluso de los Zetas y del encarcelamiento sufrido, Solalinde ha denunciado de manera reiterada los asaltos, secuestros, extorsiones, violaciones, desapariciones, trata de personas y de órganos, torturas, asesinatos violencia e impunidad, remarcó.

El libro incluye una expresión del Papa Francisco a quien Solalinde visitó el año pasado: “Conozco su trabajo, continúe; sé que no es fácil, pero continúe”.

(Jesús Mejía)