Mérida, Yucatán.- La Iglesia Católica, por primera vez, se pronunció públicamente en contra de empresas que se instalan en la entidad, como la Cervecería Yucateca (operada por Grupo Modelo), y de algunos proyectos que pueden generar ingresos para el Estado, como la extracción de petróleo.
Aunque indirectamente también se manifestó en contra de los proyectos de generación de energía eólica (viento) y fotovoltáica (luz del sol), cuando no se miden las consecuencias, se dijo dispuesto a alzar la voz para ponerse del lado de los más necesitados si se denuncian abusos o “crímenes contra la naturaleza”.
El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, participó con el tema “Laudato Sí, acogida de la sabiduría indígena como respuesta integral de los pueblos originarios en el cuidado, uso y defensa de la Madre Tierra”, en el Congreso Nacional de Pueblos Originarios, que tiene como sede la Universidad Marista.
Durante su exposición, en la que leyó varios artículos de la Carta Pastoral del Celam “Discípulos misioneros custodios de la casa común“, una interpretación de la encíclica que el Papa Francisco publicó, y que trata temas relacionados con la llamada ecología integral, o sea, la preservación de la naturaleza, incluido el hombre como especie.
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En sus comentarios sobre varios de los artículos de esta carta, resaltaron los que están relacionados con proyectos empresariales en Yucatán, algunos ya consolidados y otros solo en planes; en su cita de artículo 113, que toca el tema del agua como derecho fundamental, el obispo dijo:
“Aquí, en Yucatán, más en Mérida, nos sentimos orgullosos de que llegó a instalarse una industria cervecera, y se proclama que generará muchos empleos, y que va a quitar la sed de tanta gente (este comentario causó la risa de los asistentes), pero lo que no se dice es que está consumiendo el agua de algunos pueblecitos cercanos, que batallan por saciar su sed pero de agua… qué triste es no reparar en estas consecuencias“.
También habló, en su ponencia, de la posibilidad de que explotación petrolera en Yucatán, cuando citó el artículo 109 de la Carta, en la que se habla de esta industria:
“Hace unos meses, nos amenazaron con un proyecto para extraer petroleo en mares de Yucatán, ¡ni lo mande Dios! Porque se alterará toda la vida de los pescadores y la vida turística que distingue a nuestro Estado”.
Aunque en el caso de las llamadas energías renovables (que se generan con aire, luz solar o fuerza del agua) no se refirió a Yucatán en específico, comentó -también citando la Carta episcopal- que “afectan de múltiples maneras los espacios vitales de las comunidades indígenas”.
Después de la conferencia, en entrevista, abundó sobre los puntos relacionados con Yucatán; y reiteró su oposición a la explotación petrolera en Yucatán, que “gracias a Dios que no se llevó a cabo”, pero aseguró que, en caso de aprobarse, tendrían que “levantar la voz”, y “acompañar” a los pescadores, “que ya tienen demasiados problemas”.
Como en su discurso recalcó que “cualquier daño a la naturaleza es un crimen y un pecado”, se le cuestionó sobre si los proyectos de energía eólica eran considerados como tal por la Iglesia, y dijo que dependía de si se le tomaba en cuenta a los pueblos originarios y si se medían las consecuencias.
Puso como ejemplo, la deforestación; si se realiza con un programa de replantación de árboles, “se va resarciendo el daño”. “Cualquier cosas que se haga tiene que buscarse el remedio, es decir, el mal junto con el remedio”, reiteró.
En el caso de los proyectos eólicos de Yucatán, en donde decenas de voces se han levantado para denuncia abusos, despojo y engaños, Rodríguez Vega dijo que no los había estudiado a fondo y que no había recibido queja alguna por parte de sus fieles sobre estos problemas.
Sin embargo, se comprometió a que, en caso de recibir las inconformidades, se pondría del lado de los más necesitados; incluso, también se dijo dispuesto a ser mediador entre empresarios y pueblos afectados “si hubiera un proyecto que temiéramos que afecte a la población o que afecte a nuestra tierra o planeta”
Creo que Yucatán es un paraíso y hay que cuidarlo como tal porque es patrimonio de la humanidad…
En repetidas ocasiones, activistas han denunciado irregularidades en la instalación de empresas en Yucatán, como lo demuestra en siguiente video: