Mérida, Yucatán.- Los 15 o 20 millones del indígenas en México no pueden ser ocultados, afirmó hoy el monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, quien lamentó que no haya todavía claridad sobre cómo será abordado el tema en el próximo sexenio.
Luego de su ponencia “Las Semillas de Cristo para el florecimiento de las iglesias autóctonas”, en el Congreso Pastoral de Pueblos Originarios, señaló que la iglesia y la sociedad en general deben reflexionar sobre qué tanto hemos tomado en cuenta a los pueblos indígenas.
“O los hemos despreciado o quisiéramos que ya desaparecieran. Hay gente en México que quisiera que no hubiera indígenas y son de 15 a 20 millones que no se pueden ocultar”, advirtió.
En entrevista mencionó que este encuentro ha pretendido retomar que la iglesia está luchando por defender a esos hermanos y que no solamente importa la cultura, como sería a los antropólogos, sino asumir el papel de pastores, cristianos y creyentes.
En el acompañamiento, agregó, identifiquen qué es negativo todavía en las tradiciones pasadas y presentes, y que Cristo les pueda ayudar a desarrollarse mucho más en sus valores, de los cuales no deben avergonzarse, al contrario, ver cómo la iglesia y la fe los toma en cuenta para darles un valor todavía mucho más excelso.
Arizmendi Esquivel, con 27 años de servicio episcopal en Chiapas (más de 9 en Tapachula y 17 en San Cristóbal, en ésta última de marzo del 2000 al 3 de noviembre de 2017), aceptó que los indígenas siguen marginados, violentados “en todo el país”.
Y citó que, en la parte de Los Altos, de La Selva, el Centro y el Norte de Chiapas, el total de la población indígena era del 75 por ciento, con base en el cálculo de los religiosos que conviven con ellos.
Sin embargo, comentó que en el censo del 2010 sólo el 62 por ciento dijeron ser indígenas, lo que implica que mucha gente, los propios indígenas, ya no quieren reconocerse como tales, debido a la marginación que han sufrido.
“No es porque ellos se desprecien a sí mismos, porque sienten el rechazo de la sociedad en general”, puntualizó el obispo emérito.
“Lamentablemente, por ejemplo, ahora con el futuro presidente de la República no se ve todavía muy claro cómo puedan estar los derechos de los indígenas, y se le ha pedido, y esperamos que lo tengan en cuenta; incluso ya se están nombrando a algunas personas que se encarguen de ello.
“Pero es un tema que no puede quedar al margen del país”, emplazó.
De Yucatán, ilustró que la mayoría son mayas, pero muchos ya no lo aparecen, ni son; sobre todo los jóvenes y los niños.
“Hoy, los niños y jóvenes están apasionados por el celular y por la última moda en Estados Unidos y en Europa, y no tanto por sus raíces mayas”, reprochó.
En suma, enfatizó que el trabajo de la iglesia es: reconozcamos los valores de estos pueblos; no solamente en el sentido cultural y antropológico, sino en el sentido también religioso.
“A nosotros, lo que nos importa es lo religioso, pero desde lo religioso ayudarles a que se revaloren en sus propias historias. No solamente en la ropa, lo exterior, sino en las actitudes, los valores, la familia, la naturaleza, el respeto a la Madre Tierra”, sostuvo.
Así, recomendó acercarse y escuchar a los descendientes de mayas y dejar de verlos como un elemento meramente folklórico, sino como elemento esencial de la vida en Yucatán.
PREGUNTAS DE LECTORMX
¿Cuál sería el diagnóstico en cuanto a despojo e injusticias hacia los pueblos indígenas?
—Mira, hay mucho de ello. Por ejemplo, hay lugares donde han llegado empresas mineras, sean canadienses, sobre todo, y de otras partes, en donde solamente hacen los convenios con el gobierno federal, a veces con el estatal, y están explotando las minas sin tener en cuenta a los pueblos; y eso es un despojo total.
O a veces llegan a explotaciones madereras, sin tener en cuenta a los dueños originarios de esas tierras. Y a veces se hacen convenios a nivel federal, o contratos, y no se toman en cuenta la cultura, la historia de los pueblos. Entonces, sigue habiendo despojo y peligro de que pueda aumentarse estos despojos.
Porque… incluso los grandes proyectos qué hay a veces, de hacer carreteras, lo cual es muy noble, muy digno, muy necesario; pero a veces no se les pregunta a los pueblos por dónde pasar una carretera.
En Chiapas, por ejemplo, quitarles la milpa o el café, es quitarles la vida.
Aunque les den una indemnización, es quitarles la vida, es lo que les da de comer permanentemente.
El dinero que el gobierno les puede dar, las empresas, se lo acaban en menos de un mes; en cambio la tierra, la vida, es para siempre —contestó.
¿Esta es una situación que se repite en todo el país?, preguntamos.
—En todo el país, por ejemplo, allá en Chihuahua, en Sonora, en otras partes está pasando lo mismo. En Oaxaca está pasando igualmente. Entonces es un reclamo muy grande de los pueblos que se les tome en cuenta, se les considere.
¿Cómo ve el hecho de que el EZLN marque distancia del nuevo gobierno federal, del presidente electo?
—Bueno, ellos llevan una vida, una ideología muy autónoma, es decir, ellos quieren demostrar al país que se puede vivir de otra manera sin el gobierno. Ellos están demostrando que sí se puede, y tienen derecho de pensar y aportar lo que ellos quieran —definió.
Arizmendi Esquivel estuvo acompañado de monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de las Casas, quien modero la mesa panel “Experiencias de florecimiento de iglesias autóctonas”.
Este sábado en Izamal, con procesión y solemne Eucaristía inculturada de los 25 años del encuentro de San Juan Pablo II con los pueblos originarios de América, será clausurado el Congreso y se marcará la apertura del Trecenario de la hacia la Celebración de los 500 años del acontecimiento guadalupano.
(LectorMx)