Por: Carlos Marí

Para conformar su gabinete, Andrés Manuel López Obrador ha actuado de forma similar que cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Es decir, ha buscado más lealtad que experiencia. Tres nombres tabasqueños destacan: Octavio Romero Oropeza, Javier May Rodríguez y Audomaro Martínez Zapata

VILLA HERMOSA TABASCO.- Son tabasqueños leales al proyecto de López Obrador. Y entre ellos, sobresalen Octavio Romero Oropeza, al que López Obrador anunció como el próximo director general de Pemex, así como Javier May Rodríguez, quien será subsecretario de Bienestar. Ambos han sido de los más cercanos colaboradores del virtual presidente electo, primero como dirigentes del PRD en Tabasco, y luego, en Morena. Fueron integrantes del gobierno del Distrito Federal, durante la administración de López Obrador en el periodo 2000-2006. El primero se desempeñó como Oficial Mayor y el segundo ocupó un cargo de bajo perfil.

A ellos se les identifica como los de la “línea dura” por los demás líderes y seguidores.

Otro de los tabasqueños que formarán parte del gabinete a partir del 1 de diciembre, es el general Audomaro Martínez Zapata, quien ocupará un cargo en la nueva Secretaría de Seguridad Pública, y en la que estará Alfonso Durazo al frente.

Aquéllos son los primeros paisanos previstos para el gabinete, aunque se espera que otros tabasqueños más se sumen como directores generales. Entre éstos, figura Rosalinda López Hernández, hermana del gobernador electo, Adán Augusto López. Se espera que ella ocupe un cargo en el SAT por su experiencia en fiscalización de recursos públicos. De hecho, fue la encargada de revisar los desvíos registrados en la administración de Andrés Granier, como parte del proceso de entrega recepción con Arturo Núñez. Ha sido senadora por el PRD en Tabasco, diputada local y candidata a alcaldesa.

El caso Romero Oropeza

De los paisanos, Octavio Romero Oropeza es el que más expresa coraje para cumplir las encomiendas de López Obrador, y además, le gusta hablar entrecortado y repetir palabras y frases coloquiales de su líder. Desde hace años, es uno de los estrategas de la austeridad con la que se prevé reducir el gasto corriente de Pemex y de sus altos funcionarios. Todo ello, aun cuando no es economista.

Romero Oropeza es ingeniero agrónomo, tiene 59 años de edad y es originario de Jalapa, Tabasco. Simpatizó con el movimiento de López Obrador a principios de los años noventa, cuando enviaba a un noticiero radiofónico opiniones bajo el seudónimo de “Jodi”. Posteriormente, en 1994, fue candidato a la alcaldía de Centro por el PRD.

En 1994, fue elegido diputado federal por la vía plurinominal. Posteriormente, en 1997, candidato a presidente municipal de Centro, Tabasco, mas perdió la eleción. Y de 1998 a 2000 fue dirigente estatal del partido del sol azteca; y entre sus primeras medidas fue, a petición de López Obrador, ordenar a los militantes que habían ganado 11 diputaciones locales por la vía plurinominal, dejar el cargo, sin embargo la mayoría se rebeló y por consiguiente, fueron expulsados.

En el 2000, cuando fue oficial mayor del GDF, fiscalizó un primer plan de austeridad encomendado por AMLO, así como también la licitación de obras, como la de los segundos pisos y las ampliaciones del Metro.

Ya en 2006, tras los polémicos comicios en los que el panista Felipe Calderón fue electo presidente, cuando López Obrador se autonombró presidente legítimo, éste nombró a Romero Oropeza su secretario de Austeridad Republicana.

Como fiel seguidor, Romero Oropeza fue también fundador de Morena y desde ese rol, le tocó conformar ese partido en Jalisco, un estado áspero para López Obrador.

En 2014, fue nombrado presidente del consejo estatal de Morena al lado de Javier May.

En el 2015, Romero Oropeza fue candidato por segunda ocasión –ahora por Morena– a la alcaldía de Centro, pero fue derrotado ante el perredista Gerardo Gaudiano, y tras haberse anulado el triunfo a éste, participó en la contienda extraordinaria y perdió nuevamente.

Durante la campaña de 2015, Romero Oropeza fue a un encuentro con estudiantes de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Expresó su lealtad a López Obrador, al grado de haber dicho que en caso de que ganara la alcaldía, su misión sería “copiar exactamente” lo logrado por López Obrador cuando éste fue jefe de Gobierno en el Distrito Federal.

Presumió que sus dos objetivos de gobierno serían los de establecer un Ayuntamiento austero y combatir la corrupción en los servicios municipales, además de establecer programas sociales, como el de ayuda a los adultos mayores y mayores becas a los estudiantes.

Incluso, planteó el mismo término que pregonó López Obrador en su campaña por la Presidencia en el 2012: “austeridad republicana”. Esto porque, según presumió, la administración en el DF durante el mandato de AMLO, fue premiada a nivel internacional.

“Al licenciado López Obrador lo nombraron el mejor alcalde del mundo, porque desarrolló un método de gobierno basado en la austeridad, en el combate a la corrupción, en la ayuda a la gente y la realización de obras necesarias. Hubo muchos apoyos y vamos a hacer nosotros exactamente lo mismo aquí en el municipio de Centro, le vamos a copiar ese modelo”, sostuvo.

Al ser entrevistado en el marco de aquella campaña, Romero Oropeza decía que todo era cuestión de adaptar lo hecho por López Obrador en la CDMX a la realidad del ayuntamiento de Villahermosa. En él estaba ya la premisa de cero corrupción y austeridad al máximo.

–¿Se pueden homologar el plan y programas del Gobierno del DF a Tabasco?–, le pregunté en aquél entonces.

–Se tiene que homologar, porque si no, no hay salida. En el combate a la corrupción, vamos a eliminar los trámites que duran mucho, hay que simplificarlos y darle a los inversionistas estímulos para que generen empleos e industria, bajo la consigna de cero corrupción, que es exactamente lo mismo que se hizo con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el DF, pero adaptado a nuestra realidad, porque es el gran ejemplo a seguir”–, comentó.

Por lo pronto, Romero Oropeza recién anunció que revisará la estructura organizativa de Pemex con miras a “hacer las adecuaciones necesarias”, pero también presume que habrá un nuevo “boom petrolero” para Tabasco y Campeche, a partir de la reactivación de producción de crudo e instalación de una refinería en el primero de ellos.

May, el fiel activista

El recién nombrado futuro subsecretario de Bienestar, el senador Javier May Rodríguez, es quizá de los más viejos seguidores de Andrés Manuel López Obrador. Al grado que estuvo en prisión en dos ocasiones como parte de las movilizaciones que el ahora presidente electo realizaba en Tabasco.

A principios de los años ochenta, May Rodríguez era un joven que trabajaba de mecánico y también participaba en algunos proyectos productivos del municipio de Comalcalco, a partir de su participación en una estructura católica. Dichos proyectos contemplaban la plantación de cacao –como narró el propio May a este reportero en junio de 2017–. Fue entonces que conoció a López Obrador. Ahora, ya como virtual presidente electo, AMLO ha mencionado este cultivo como parte de un proyecto de reforestación del sureste del país.

“Javier May nos va a ayudar, porque va a quedar su suplente en el Senado, y él va a ser subsecretario de la Secretaría del Bienestar, para la siembra de un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables”, anunció el virtual presidente electo, a través de un video grabado en la selva de Chiapas.

En 1991, la primera encomienda que May Rodríguez recibió de López Obrador, y quien entonces era dirigente estatal del PRD, fue ser coordinador de la campaña del candidato a alcalde de ese municipio, Óscar Rosado Jiménez, quien perdió los comicios y diez años después participó también en la administración del GDF como tesorero.

En aquel entonces, porhaber sido aparentemente derrotado el movimiento en las urnas, López Obrador emprendió lo que fue su primer “éxodo por la democracia”. Y May participó en aquella marcha hacia la CDMX, con la que se logró que la Secretaría de Gobernación creara tres consejos municipales, que serían los primeros triunfos del ahora presidente electo.

“Nos toca el éxodo de 1991, cuando se da la elección y el fraude que se fue a reclamar que se reconociera el triunfo en los municipios de Cárdenas, de Macuspana, de Nacajuca, que se limpiaran las elecciones”.

En aquella etapa del PRD tabasqueño, según recordó el próximo subsecretario de Bienestar, prevalecía la austeridad, al grado que no había dinero para rentar una oficina ni para gasolina de los vehículos, además de un ambiente de persecución del gobernador priista Roberto Madrazo.

“En ese tiempo era persecución. Te detenían, llegaba la intimidación, grababan las reuniones, intimidaban a la gente”, refirió.

Mencionó que en esa trayectoria de activismo estuvo preso por participar en las protestas contra Madrazo por su fraude electoral, tanto por la toma de pozos en diciembre de 1994, como por haberse plantado en la Plaza de Armas, donde fue desalojado violentamente con otros cientos por antimotines.

Para May, el haber pasado del activismo a ser posteriormente dos veces alcalde de Comalcalco, ser recién electo senador y ahora próximo subsecretario, es formar parte de una etapa de maduración política de AMLO: “El tiempo da la razón, pone las cosas en su lugar. Hemos podido mantener esta convicción. Así fuimos formados en esos tiempos: con una visión clara de que no es la lucha por el dinero, no es la lucha por el poder; es la lucha por poder cambiar la realidad de las familias”.

El general Audomaro

Audomaro Martínez Zapata es un general en retiro que se le perfilaba para ser el próximo secretario de la Defensa Nacional, debido a su lealtad a Andrés López Obrador, pero a final de cuentas figurará como un subalterno de Alfonso Durazo, quien estará a cargo de la nueva Secretaría de Seguridad Pública.

Se trata de un mando moreno, con sonrisa de bonachón y austero en su estilo de vida, que todavía el 30 de octubre de 2016, por ahorrarse unos pesos prefirió viajar 12 horas a la Ciudad de México, a bordo de un autobús que se accidentó. A sus 68 años, sobrevivió al fuego y logró salir por la escotilla de emergencia entre llamas, con apenas unas quemaduras en un brazo, pero otras 13 personas murieron calcinadas en el interior.

Si bien tiene una trayectoria de 47 años en el Ejército con ascensos y reconocimientos, en materia de seguridad pública padeció del rechazo de los diversos sectores de la sociedad tabasqueña durante los dos años y medio en los que estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad Pública (2012-2015).

Ahora, la misión que AMLO le encomienda es la conformación de la Guardia Nacional con el fin del retorno paulatino del Ejército a los cuarteles, luego de dos sexenios de participación de militares en el llamado combate contra el narcotráfico, tal como ambos planearon desde la contienda del 2012.

Desde el pasado 4 de enero, cuando el entonces precandidato de Morena a la presidencia anunció que Alfonso Durazo sería su secretario de Seguridad Pública, y la conformación de un consejo asesor en la materia, entre cuyos integrantes presentó a Martínez Zapata, de quien señaló “nos va a ayudar en todo lo relacionado con la defensa nacional, con su conocimiento sobre el Ejército”.

Con esa misión anticipada, varios medios de comunicación colocaron a Audomaro Martínez como principal nominado para que fuese el secretario de la Defensa Nacional, por lo que habría sido el primero en ocupar ese cargo, en calidad de General en retiro.

Al respecto, la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos no es específica, en su artículo 16, sobre el titular de la Sedena tiene que estar en activo: “El Alto Mando del Ejército y Fuerza Aérea lo ejercerá el Secretario de la Defensa Nacional, el cual será un General de División del Ejército, hijo de padres mexicanos; y que, con objeto de establecer distinción respecto del resto de militares del mismo grado, se le denominará solamente General”.

Ante las especulaciones, el propio López Obrador fue el que retomó ese apartado de la ley orgánica para descartar a su paisano.

“Él (Audomaro Martínez) no puede porque tiene que ser un General en activo el próximo Secretario de la Defensa”, atajo AMLO el pasado 19 de julio, cuando arribó al aeropuerto de esta capital para dirigirse a Palenque, Chiapas, a descasar en la quinta, “La Chingada”.

López Obrador, incluso, advirtió que al titular de la Sedena lo elegiría, al igual que al que encabezaría la Secretaría de la Marina, tomando más tiempo que a los del resto de su gabinete. “Vamos a hacer una buena elección para que en estas dos instituciones se tengan buenos mandos”, comentó. Y cinco días después, dijo que para elegir ambos titulares consultaría entre los mandos de las fuerzas armadas.

Pareciera que fue la auscultación entre los generales en activo lo que obligó a López Obrador a dar revés a su intención de impulsar a Audomaro Martínez para que fuese quien releve a Salvador Cienfuegos.

Y es que, al igual que los otros tabasqueños, es la lealtad lo que figura en la trayectoria de Martínez Zapata. Como muestra un botón: En 2006 AMLO solicitó al entonces titular de la Sedena, Clemente Vega García, que Martínez Zapata fuese su jefe de escoltas en la primera campaña presidencial, en la que fue candidato de la coalición Movimiento Progresista México. El general tabasqueño era director general del Arma Blindada.

En diciembre de 2011, precisamente, cuando López Obrador se enroló en su segunda campaña por la Presidencia, Martínez Zapata solicitó su retiro y fue entonces, que se le otorgó el grado de general de División.

De acuerdo a una revisión a los diversos cargos que ha desempeñado, Martínez Zapata, quien es oriundo de Cunduacán, logró una encomienda tras otra y condecoraciones con su uniforme verde olivo, desde que se incorporó a sus filas en 1965.

Fue comandante de la Segunda Brigada Blindada, así como de la guarnición militar en Lázaro Cárdenas, Michoacán; también de las 35, 38 y 44 Zonas Militares, del tercer agrupamiento en el Centro Nacional de Adiestramiento del Ejército. Además de director general del Arma Blindada, fue también de Transportes Militares, que fue su último cargo en la Sedena.

Sin embargo, al incursionar como titular de Seguridad Pública en Tabasco del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, le tocó abandonar el cargo en medio de reclamos de diversos sectores de la sociedad.

La experiencia de Martínez Zapata en seguridad pública fue apenas de dos años y medio y fracasó en su intento de aplicar mano dura, tipo militar, a los policías estatales, que en varias ocasiones se le rebelaron para exigirle su renuncia por presuntos malos tratos que recibían. Los veteranos, según advertía ante medios de comunicación, eran “viejos” para participar en los operativos, al igual que los que tenían sobrepeso, los desestimaba, diciéndoles “gordos”.

En abril de 2014, para disipar un paro que llevaba dos semanas, pidió el apoyo de la Policía Federal Preventiva para que le facilitara mandos con los que relevó a sus propios subalternos a los que sometió a una investigación, a raíz del amotinamiento.

Un año antes, el 17 de mayo de 2013, a Martínez Zapata le tocó también librar las amenazas que le lanzó directamente una célula de Los Caballeros Templarios, la cual, a través de un video, le pidieron al gobernador Arturo Núñez “limpiar la casa” de mandos policiacos coludidos con Los Zetas.

Y si bien, con el apoyo el apoyo de las fuerzas federales, Martínez Zapata logró diezmar Los Templarios, luego de seis meses en los que una veintena de personas fueron ejecutadas, no consiguió contrarrestar los robos a asaltos a transeúntes, robos a casa-habitación y secuestros, por los que dirigentes empresariales exigieron su renuncia.

La molestia radicó en que, mientras el índice delictivo crecía, el General justificaba que se trataba sólo de percepción ciudadana.

Ante los reclamos, Arturo Núñez relevó de su cargo a Martínez Zapata el 1 de julio del 2015. Ese día el mandatario estatal, de origen perredista, también sustituye en su cargo a Rodolfo Lara Lagunes, quien fuera el profesor de secundaria de López Obrador.

Para entonces, Martínez Zapata tenía un mes de haber sufrido una arritmia que lo obligó a hospitalizarse unos días, pero un año y dos meses después, demostró su destreza de profesor de educación física adquirida en la milicia, al sobrevivir al accidente del autobús. Posteriormente, en diciembre de 2017, se sumó por tercera ocasión al equipo de colaboradores de López Obrador en su carrera a la Presidencia, con quien vislumbra, ahora, enrolarse nuevamente en materia de seguridad pública.

(piedepagina.mx)