Mérida, Yucatán.- Entre 20 y 30 por ciento de los estudiantes matriculados en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) padece un problema grave de salud mental, entre los que se enlista la depresión mayor, una antesala al suicidio.

Sin embargo, se desconoce qué porcentaje de estudiantes llega a tomar la fatal decisión, según una de las psiquiatras adscrita al áreas al departamento de Psiquiatría y Salud Mental, existe un ocultamiento por parte de las familias cuando un estudiante intenta suicidarse.

“Le mentiría si le doy una  (de casos fatales) porque hay un subregistro: llegan al hospital y en vez de que informen que fue intento de suicidio ponen ‘herida con arma punzocortante’ o ‘intoxicación medicamentosa'”, advierte Jaqueline Cortés Morelos.

Este 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, y entre los estudiantes de la UNAM -institución que atraviesa actualmente por problemas políticos por la violencia en contra de los alumnos- los diagnósticos más frecuentes en salud mental son:

Lee también: La tasa de suicidios en Yucatán supera el doble la nacional

  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastornos de ansiedad

La especialista vino a Mérida para participar el IV Curso Internacional de Medicina Integral del Sueño y, en entrevista exclusiva con LECTORMX, también habló de los problemas de sueño que padecen los alumnos de la UNAM.

Dijo que los trastornos del sueño en la Universidad pueden asociarse a la propia vida universitaria, es decir, el fin de semestre o en periodo de exámenes se duermen menos; sin embargo, el principal problema son los malos hábitos porque, como jóvenes, suelen “darle prioridad a estar despiertos” en la noche, ya sea por las redes sociales, por hacer area o estudiar… “aunque siempre ganan las redes sociales”, advirtió.

En ese sentido, coincidió con los demás especialistas en medicina del sueño: el que los jóvenes estén expuestos a pantallas luminosas (teléfonos inteligentes, tabletas o computadoras) impide que puedan conciliar el sueño porque, a través de la retina, el cerebro percibe luz y manda la señala de “seguir despierto”.

“Recorren su ciclo de sueño-vigilia y luego dicen que tiene insomnio o que no pueden dormir cuando, en realidad, duermen siestas de 4-5 horas por la tarde y luego hace tarea, estudian y acaban a las 5 am”, explicó la psiquiatra.

Respecto a la salud mental del estudiante de la UNAM y qué tanto le afecta “la vida universitaria”, reconoció que hoy en día la exigencia es mayor, porque se esfuerzan para entrar pero luego deben mantenerse. Sin embargo aclaró: no es nada que no pueda sobrellevarse.

“El estudiante se ve abrumado por situaciones si se trata de adolescente, a lo mejor entre tener que elegir carrera, empezar a buscar su indentidad, separarse de la familia, rupturas amorosas… una serie de cambios físicos y hormonales que puden abrumarlo”, explica.

Esta “presión” puede disparar enfermedades que ya los tienen genéticamente predispuestos porque “todos los trastornos depresivos y ansiedad van a tener un factor hereditario como una de las causa, y el ambiente estresante puede llegar a desencadenar este tipo de enfermedades”.

Cuestionada sobre le porcentaje de estudiantes que presentan graves problemas de salud mental, dijo que ronda entre 20 y 30 por ciento, pero que sólo una “minoría” empeora. Pero reiteró que no por eso deben perderse de vista, pues en la depresión grave puede haber conducta suicida.

Dijo que, por estar abrumados, muchos estudiantes llegan a autolesionarse no como un intento claro de suicidio, es decir, se cortan, se quema o se lastiman, para “sacar el enojo”, pero si la presión aumenta pueden llegar a suicidarse.

“Cuando la presión llega a ser tanta que lleguen a creer que no vale la pena vivir, la desesperanza… justo es factor cognitivo o de pensamiento más asociado a un intento de sucidio o el factor conductual más asociado que es el número de intentos de suicidios previos, a mayor número mayor probabilidad de que se logren (…) todos estos factores debemos cuidarlos”, advirtió.