Si te gusta tomar café sin cafeína la próxima vez que te prepares uno deberías levantar tu taza y brindar por la memoria de Friedlieb Ferdinand Runge.

Runge era un químico alemán del siglo XIX que llamó la atención de Goethe, el poeta alemán que también era un entusiasta de la ciencia.

Goethe había oído hablar de la investigación pionera de Runge sobre la belladona, una planta venenosa.

Runge había logrado aislar de la planta un compuesto que hacía que los músculos del ojo se dilataran si se lo ingería.

Goethe había recibido recientemente una caja de granos de café y le pidió a Runge que los analizara.

Lo que Runge descubrió es posiblemente la droga más consumida en el mundo moderno: la cafeína.

La cafeína está presente en otras bebidas y alimentos, especialmente el té y el chocolate, pero está muy relacionada con el café.

Es un estimulante y también un inhibidor del apetito, por lo que es muy utilizado por estudiantes que se preparan para hacer exámenes, personas que trabajan de noche y cualquiera en general que necesite estar despierto.

Pero la cafeína también tiene un lado más oscuro.

Puede causar ansiedad, insomnio, diarrea, sudoración excesiva, aceleración del ritmo cardíaco y temblores musculares.

Para muchas personas, el placer de beber café se ve superado por los negativos de la cafeína.

¿Se puede eliminar la cafeína del café? Como podemos ver en cualquier estante de supermercado, la respuesta es sí. Pero el proceso no es tan sencillo como uno podría pensar.

La primera persona que descubrió un método práctico de descafeinización fue otro alemán, Ludwig Roselius, jefe de la compañía de café Kaffee HAG.

Roselius descubrió el secreto de la descafeinización por accidente. En 1903 un embarque de café había sido cubierto por agua de mar durante su traslado. Eso causó que se filtrara la cafeína, pero no afectó el sabor.

Roselius desarrolló un método industrial para repetirlo, bañando en vapor los granos con varios ácidos antes de usar ese benceno resultante para eliminar la cafeína. Así nació el café descafeinado.

Pero resultó que el benceno era un posible carcinógeno, por lo que se buscaron nuevas técnicas que pudieran extraer la cafeína de los granos dejando, a la vez, el sabor intacto.

(Información completa: bbc.com/mundo)